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“Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha” (Mt 9, 38)

El pasado 04 de agosto de 2023, en la memoria de San Juan María Vianney, patrono de los sacerdotes y de los párrocos, hemos celebrado la ordenación presbiteral de Santiago Hameau Davanzo, un nuevo sacerdote para el servicio del Pueblo Santo de Dios que peregrina en nuestra Arquidiócesis de la Ssma. Concepción. La celebración se realizó en nuestra Iglesia Catedral, en un marco de mucha alegría, con gran asistencia de fieles que participaron y acompañaron al neopresbítero. El Señor nos bendice y se hace presente con su unción, en tiempos recios como los que nos toca vivir, cuando pareciera que el horizonte se va estrechando por la escasez de vocaciones en nuestro Seminario Metropolitano o la dificultad en la atención pastoral de sacerdotes en las comunidades, el Señor nos confirma con una Iglesia que se alegra, que se compromete desde sus propias vocaciones, que se emociona con la gracia del sacramento.

Las vocaciones son un don de Dios que tiene como origen la llamada a la vida y a la fe en la Iglesia. Desde este contexto vital y eclesial el Señor va entretejiendo una historia con cada persona. Gracias al don de la fe y la comunidad, Dios va desvelando un proyecto de amor que despunta sobre todo por el encuentro con la persona de Jesucristo. El Papa Francisco en una catequesis sobre la memoria de la vocación se preguntaba: “¿Cómo se descubre la propia vocación en este mundo? Se puede descubrir de varios modos, pero esta página del Evangelio (Jn 1, 32) nos dice que el primer indicador es la alegría del encuentro con Jesús. Matrimonio, vida consagrada, sacerdocio: cada vocación verdadera inicia con un encuentro con Jesús que nos dona una alegría y una esperanza nueva; y nos conduce, incluso a través de pruebas y dificultades, a un encuentro siempre más pleno, crece, ese encuentro, más grande, ese encuentro con Él y a la plenitud de la alegría…” (Catequesis sobre la memoria de la vocación, Roma 30/08/17)

Celebrar una nueva ordenación sacerdotal para nuestra Iglesia de Concepción en el contexto actual nos compromete desde nuestras propias realidades a profundizar en nuestro encuentro con Jesucristo y sus consecuencias en la vida y la misión que realizamos. Las vocaciones de especial consagración surgen, normalmente, de ambientes donde se experimenta un profundo sentido de vida vocacional y misionera, es decir, familias, comunidades, parroquias, colegios, movimientos, la Iglesia en general, se transforman en ambientes donde se percibe la presencia de Jesús, donde los integrantes manifiestan su estilo, su cercanía, sus criterios, sus lógicas, en definitiva, una forma de vida según Cristo. En la exhortación Christus Vivit, el Papa Francisco, hablando sobre la vocación misionera como servicio a los demás, ilumina a todos los creyentes a considerar que “toda pastoral es vocacional, toda formación es vocacional y toda espiritualidad es vocacional” (Exhortación Post sinodal Christus Vivit, 254).

Este tiempo que nos corresponde vivir es providencial, tiempos recios para la vida de la fe, sin duda, pero a su vez, reconocemos que el Señor es siempre fiel a su llamada, no deja de invitarnos a ser sus discípulos misioneros. Jesús vuelve a entrar en nuestra barca en el hoy de la historia…, les animo a que escuchemos una vez más su voz desafiante, que invita a dejar la orilla de la superficialidad, de las seguridades humanas, de la comodidad o el miedo (Lc 5, 3- 4), para transformarnos en comunidades que, con Cristo, se animan a navegar mar adentro, echan sus redes con alegría en el mar del mundo y fructifican cotidianamente dando testimonio de una renovada vida vocacional y misionera.

Mons. Bernardo Álvarez
Obispo Auxiliar de Concepción

Publicado el: 28 Agosto, 2023
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