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Tiempo de Cuaresma, tiempo de fraternidad

Hemos entrado en un nuevo tiempo de Cuaresma, cuarenta días que nos ofrece la Iglesia para profundizar el encuentro con el Señor, y así prepararnos para vivir una Semana Santa de una manera más intensa y significativa. Es un llamado a centrarnos en la oración, la penitencia y la caridad, para entrar en el gran misterio de nuestra fe, con una profunda espiritualidad.

Este año el Papa Francisco, en su mensaje para el tiempo de Cuaresma, nos invita a ”desacelerar y detenernos”, para sacudirnos de esa ”inexplicable añoranza por la esclavitud que llevamos dentro” y abandonar las ataduras opresoras que nos paralizan y nos impiden soñar con un mundo distinto”. Nos recuerda que la cuaresma es un tiempo de gracia y de encuentro con el “primer amor”. Hace referencia al éxodo del pueblo de Israel, a que su camino no es abstracto sino muy concreto, es decir con un gran sentido de realidad. 

De esta manera, el Papa nos interpela a ser capaces de oír hoy “el grito de tantas hermanas y hermanos oprimidos”, preguntando si ese grito que llega al cielo, también nos llega a nosotros, si nos conmueve, y agrega que ”muchos factores nos alejan los unos de los  otros, negando la fraternidad que nos une desde el origen”. ¡Qué palabras tan llenas de sentido! Apela a nuestra condición de hijos de Dios, y por lo tanto a nuestra vocación a ser hermanos. La fraternidad es el camino para transformar realidades que oprimen a tantas personas, nos dice, y hace una crítica firme al modelo de crecimiento que ”nos divide y nos roba el futuro, que ha contaminado la tierra, el aire y el agua, pero también las almas”.

En este espíritu, la Iglesia chilena promueve nuevamente la Campaña Cuaresma de Fraternidad, que para los años 2022 al 2024 ha definido como destinatarias a las familias vulnerables de nuestras comunidades. La campaña es una verdadera acción misionera, que nació en la década de los ochenta como una respuesta frente a situaciones de pobreza, cesantía y falta de oportunidades, que afectaban a personas y familias. Por lo tanto, no es sólo una recaudación económica, sino que tiene un gran sentido espiritual, personal y comunitario. Nos da la oportunidad de compartir lo que somos y tenemos, para detenernos y actuar, como nos dice el Papa Francisco: “Detenernos para encontrarnos con el Señor” y como fruto de ese encuentro “detenernos en la carne del prójimo”.

Que este tiempo de gracia, sea un tiempo de hondura espiritual, que nos permita comprender que la fraternidad es un camino concreto y real para servir a las hermanas y hermanos.

Gabriela Gutiérrez Holtmann
Delegada Episcopal para la Vicaría de Pastoral Social

Publicado el: 14 Febrero, 2024
© Arzobispado de Concepción