“Lo que nos da la fortaleza para seguir adelante es el haber quedado con vida, que Dios nos diera otra oportunidad, porque el desastre acá fue grande”, afirma John Sanhueza, quien resultó afectado por los incendios.
John vive junto a su familia en el sector El Purgatorio de Santa Juana, en uno de los tantos caminos interiores de la comuna, donde no es fácil que la ayuda llegue. No obstante, él destaca el apoyo de su familia, sus amistades y el de las personas “que han venido anónimamente, sin ningún interés político ni social”, sino que “han sentido de corazón el venir a ayudar acá. Eso nos ha dado la fortaleza para tirar pa’ arriba”.
Cuando llegó el fuego a su vivienda él no estaba, porque había ido a buscar combustible para el generador de electricidad, que les permitiría echar a andar la bomba de agua.
“Aquí se había cortado la electricidad en todo el sector. Entonces, como no había Bomberos, Carabineros ni Brigadistas, lo único que se comentaba en el grupo de la Junta de Vecinos era que mojáramos las casas”, relató.
En ese contexto explicó que “nosotros teníamos la instalación del estanque con un motorcito, entonces la única opción era usar el generador que teníamos para echar a andar la bomba para poder humectar las casas (…) y yo, pensando que el incendio no iba a llegar tan pronto, decidí ir a buscar más combustible, porque le quedaba poco al generador”.
Sin embargo, “fue cosa de minutos que llegó el fuego. Entonces cuando aquí quedó la catástrofe me pilló devolviéndome hacia acá sin poder llegar al punto de ir buscar combustible, porque el fuego era horrible, casi morimos quemados”.
Él y la persona que lo acompañaba se encontraron con las llamas a mitad de camino, “el fuego nos encerró en el auto y tuvimos que arrancar. Menos mal que el auto nos acompañó, porque los caminos para allá son súper angostitos y logramos salir. Teníamos aproximadamente como cincuenta metros retrocediendo en sectores de curva, con bajada y fuego por todos lados, menos mal que no reventaron los vidrios del vehículo. Ya cuando logramos salir de ahí fue un alivio enorme”.
No obstante, “no podía comunicarme con mi tío. Él había quedado acá humectando la casa y no podía comunicarme con él, porque acá se estaba quemando todo. Ellos estaban refugiados en la piscina”. Sólo logró hablar con él cuarenta minutos después y recién en ese momento tuvo la tranquilidad de que su familia estaba bien, junto a algunos vecinos, entre los que se encontraba Pedro Ruiz, un anciano que vivía solo y que ese día fue allí a buscar refugio.
John reconoce que si bien tenía la tranquilidad de que estaban todos bien, “igual estaba la nostalgia de saber que habíamos perdido todo”.
“El daño psicológico todavía está, todavía de repente entra la depresión, la nostalgia, pero tenemos que dar vuelta la página y de a poquito empezar a levantarnos. Somos gente joven todavía, que tenemos todavía vida por delante. Así como nuestros vecinos se están levantando, todos tenemos que levantarnos y apoyarnos acá en la comunidad”, afirmó.
El pasado domingo 12 de febrero, voluntarios de la Parroquia Inmaculada Concepción de Santa Juana visitaron a John y su familia. Junto a ellos se encontraba una familia del Movimiento Schoenstatt, que respondió al llamado a sumarse a la Campaña “Apadrina a una familia damnificada”.
Recordemos que la Parroquia Inmaculada Concepción está organizando y coordinando esta campaña, que invita a acompañar a una familia concreta. Al respecto el Párroco de la comunidad, Padre Ricardo Valencia, enfatizó que “ya no es necesario salir a repartir agua a 100 familias por un camino, porque esas 100 familias ya han recibido agua, pero no basta el agua, no bastan los alimentos o la ropa, sino que necesitamos aprender a construir el futuro y eso es mejor hacerlo juntos. Lo que le pedimos a estas familias es que tengan la capacidad de generar una red de contactos que apoye a una familia concreta”.
Quienes deseen sumarse a esta campaña pueden contactarse con el número +56 9 8306 6117