Este miércoles 16 de agosto fue la tercera jornada del ciclo de conferencias sobre espiritualidad, organizado por la Facultad de Estudios Teológicos y Filosofía de la Universidad Católica de Concepción (UCSC) junto a la Iglesia de Concepción.
En esta oportunidad, el Arzobispo de Concepción y Gran Canciller de la UCSC, Monseñor Fernando Chomali, abordó el tema del Cielo y el Infierno, señalando que actualmente la muerte es un tema poco tratado, sin embargo, se debe apreciar como el camino hacia Dios y una puerta a la vida eterna.
“El cielo es un estado que nos permitirá ver a Dios, es el fin último y de realización de las aspiraciones del hombre, es decir es el estado supremo de dicha. Vivir en el cielo es estar con Cristo. Esto no es obra nuestra, es una gracia de Dios, inmerecido por nosotros. Jesucristo nos ha abierto el cielo y nuestra esperanza es lo que Dios nos tiene preparado”, comentó Monseñor Chomali.
Salvación y conversión
El Arzobispo de Concepción manifestó que hay otros casos, donde “podemos estar no muy purificados y hay varias cartas que nos hablan del purgatorio como en Corintios, que habla de un fuego purificador y que respecto de ciertas faltas ligeras, es necesario creer que antes del juicio existe un fuego purificador (…) De todos los pecados hay uno solo que no se puede perdonar, que es contra el Espíritu Santo, como dice Mateo (…) Es decir, pareciera ser que ese es el pecado más grave, porque el Espíritu Santo es aquel que nos abre la conciencia para creer, el Espíritu Santo es el que nos abre el don de la esperanza, la fe y la caridad”.
Respecto del infierno, Monseñor Chomali afirmó que existe, es una verdad teológica, y explicó que la única manera de ir al infierno es, libremente, decidir ir. “Es decir, esa ausencia, esa distancia radical en la comunión con Dios es lo que se plantea como el infierno. Es un fuego que nunca se apaga, es para los que se resisten a creer y a convertirse y donde se puede perder a la vez el alma y el cuerpo”.
El Arzobispo de Concepción enfatizó que esto es “un llamamiento a la responsabilidad con la que el hombre debe usar su libertad en relación con su destino eterno”.
Además, recalcó que Dios no predestina a nadie al infierno, sino que para que esto suceda debe haber una aversión voluntaria hacia Dios, que aquel que conociendo a Dios persista hasta el final en negar su existencia. “Por eso es importante lo siguiente: el destino universal de la salvación. Es decir, Dios quiere que todos los hombres se salven, que nadie perezca y que todos lleguen a la conversión (…) Es una gracia de Dios, que nos capacita a través de los dones del Espíritu Santo para poder estar junto a Dios”.
Es necesario señalar que en las jornadas anteriores se abordaron temas como “Espíritu Santo y Espiritualidad Cristiana”, dictada por el Dr. Patricio Merino; y la “Vertiente espiritual de la dimensión humana de Carlos de Foucauld”, por el médico de la Facultad de Medicina, Nicolás Saá.
Fuente: UCSC
