Arzobispo de Concepción entrega mensaje a consagrados y consagradas

Publicado el: 6 Abril, 2020

Un solidario mensaje entregó monseñor Fernando Chomali, arzobispo de Concepción, a los consagrados y consagradas de la diócesis, frente la crisis sanitaria, expresándole, en parte, que “hemos de tener la certeza que como Iglesia es mucho lo que podemos aportar mirando al Señor resucitado y asumiendo en nuestras vidas la enseñanza de Jesús de amarnos los unos a otros como Él nos ha amado. Que el mandamiento del amor sea nuestro norte, nuestra brújula y nuestro guía”.

Comienza su mensaje, indicando que “en estos tiempos aciagos, que nos ha tocado vivir, les deseo a cada uno de ustedes, sus familias y comunidades unas bendecidas celebraciones de Semana Santa. Las dificultades no nos pueden arrebatar la alegría de saber que Cristo nos ama y se entregó por cada uno de nosotros, que cielo y tierra pasarán, más Su Palabra no pasará y que nos prometió que estará con nosotros hasta el fin de los tiempos. Esa alegría profunda que se vive en la fe, la esperanza y la caridad, nos sostenga y nos anime en la misión”.

Plantea que “se vienen semanas y meses muy difíciles. Es cosa de ver lo que está aconteciendo en el mundo y en Chile para darse cuenta que habrá muchos contagiados, algunos serán asintomáticos, otros se enfermarán y se sanarán, pero otros, lamentablemente morirán. Serán los más frágiles de la sociedad. A partir de esta realidad es desde donde hemos de mirar nuestra misión, en el aquí y ahora de la historia, con el carisma que Dios por su infinita misericordia nos ha dado”.

Añade que “hemos de ser ejemplo de virtud al cumplir rigurosamente lo que nos piden las autoridades de salud que lideran – de la mejor manera que pueden- los rumbos del país en estos difíciles momentos. Es un gran servicio que le prestamos a la sociedad puesto que así se evita contagiarnos y contagiar a los demás. La verdad es que del COVID -19 no es mucho lo que se sabe, salvo que mientras menos contacto físico haya entre las personas, menor es la posibilidad de contraer el virus y contagiar a los demás, su comportamiento es bastante errático y no hay terapia aún conocida. Cada uno de nosotros somos susceptibles de adquirir el virus y terminar en un respirador artificial”.

También precisa que “vendrán tiempos muy difíciles”, agregando que “la fidelidad a la promesa hecha de servir a los demás hoy urge más que nunca. Es por ello que hemos de redoblar nuestros esfuerzos, nuestra creatividad y generosidad para salir al encuentro de aquellos que se verán más afectados por la pandemia y sus consecuencias”.

Hace ver que “como discípulos y misioneros, hemos de ser los custodios de los ancianos, los migrantes, los enfermos, las personas con discapacidad física y mental. Estoy seguro que la pastoral social de las parroquias y sus obras al servicio de los más débiles, mostrarán su celo y enorme capacidad de reacción, como lo han hecho en otras oportunidades, donde ha acampado el dolor, el desconcierto, el hambre, la enfermedad y la muerte”.

Texto completo:  DOMINGO DE RAMOS 2020

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