Las hermanas del Monasterio de las Carmelitas Descalzas organizaron una fiesta para celebrar la Solemnidad de la Virgen del Carmen.
Las actividades comenzaron con una cantata protagonizada por el padre jesuita Benjamín Donoso, el RP. De la Compañía de Jesús, Pablo Castro, y Jessica Contreras, de la Pastoral Social. Durante la cantata los asistentes disfrutaron y corearon los hermosos cantos a María preparados con gran cariño por los sacerdotes y la asistente social.
Luego de la cantata, las monjitas comenzaron el canto de entrada para iniciar la Misa que presidió Monseñor Fernando Chomali, acompañado por el padre Alfonso, de los Salesianos, el padre Roberto Valderrama, quién actualmente está de visita en Concepción, ya que se encuentra realizando estudios de Derecho Canónico en Roma; el padre Benjamín Donoso y el padre Pablo Castro.
Durante la Homilía Monseñor hizo hincapié en ser como María, en ser como Ella, que se destaca por “salir de sí misma para servir a los demás”, hizo también un llamado a estar atentos a los demás en estos tiempos donde no solamente hay mucha pobreza, sino también mucha indiferencia, “tenemos que ser expertos como la Santísima Virgen María, en estar atentos a lo que pasa”, comentó.
El Arzobispo también dijo que “la credibilidad de la Iglesia, de la comunidad eclesial, pasa por las capacidades que tenemos de hacernos cargo de la fiesta cuando está triste, porque estamos llamados a alegrarla”. El tercer rasgo de María que los católicos debemos tener en cuenta, es “la capacidad de la Madre de Dios para descubrir en su hijo al redentor. María sin lugar a dudas nos ayuda a encontrarnos con Él, y sólo será posible hacerlo si somos capaces de vaciarnos a nosotros mismos y de tener los ojos y oídos atentos a las necesidades de los demás.
En último lugar, Monseñor destacó que María “nos ayuda a vivir en la maternidad: “Nunca olvidemos que tenemos una madre que nunca nos va abandonar”, y agregó: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”, recordó, y continuó diciendo que “ese hijo somos todos nosotros, y que una madre es capaz de sacarse el pan de la boca por sus hijos”.
Monseñor terminó su homilía diciendo que “Dios quiera que esta Arquidiócesis consagrada a la Inmaculada Concepción sea una Iglesia tremendamente mariana, pero no solamente en el hablar sino que también en el hacer, y que nuestra experiencia de vida cristiana esté llena de María.
Al finalizar la Eucaristía Monseñor bendijo los escapularios que las hermanas regalaron a los asistentes, y que fueron entregados por los sacerdotes a los feligreses que con mucho cariño acompañaron a las Carmelitas en este importante día en que la Iglesia celebra a la Patrona de Chile.