La comunidad de Los Álamos celebró los 70 años de la Parroquia San Juan María Vianney con una Eucaristía presidida por el Administrador Diocesano de Concepción, Monseñor Bernardo Álvarez, junto al Padre César Pedreros, el domingo 3 de marzo.
En su homilía, Monseñor Bernardo afirmó que celebrar un aniversario “es una oportunidad para revisar nuestra historia. El don de la fe y el don de la Iglesia es, de algún modo, un movimiento que se da a lo largo del tiempo, de la historia y de los lugares. Es decir, el Señor ha hecho una historia de amor en esta comunidad parroquial San Juan María Vianney. El Señor se ha hecho partícipe de su historia, de su tradición, de la tradición tanto de la villa de Los Álamos, así también después en mayor expansión, de cada una de las comunidades que han ido surgiendo luego de la fundación de esta comunidad parroquial”.
“Es decir, cada acto que ha realizado la parroquia, sus agentes pastorales, los párrocos, las religiosas, los catequistas, los laicos comprometidos que han pasado a lo largo del tiempo, han sido testigos del amor de Dios por toda esta historia. Por eso es un punto muy importante, al celebrar 70 años, revisar con una mirada también de fe, cómo Dios se ha manifestado durante este tiempo”, enfatizó.
Monseñor Bernardo invitó a pensar en cuántas personas han recibido sus sacramentos en esta parroquia, cuántas han sido acogidas y asistidas en medio de sus sufrimientos y enfermedades y cuántas han recibido una palabra de aliento, gracias al don de la comunidad. En ese contexto, llamó a los fieles de la Parroquia San Juan María Vianney a conocer su historia y a valorarla, y también a conocer a las personas que han pasado por esta comunidad a lo largo de este tiempo.
En el momento de la presentación de las ofrendas, fueron presentados ante el Altar el primer libro de registro de Bautismos de la parroquia y una fotografía del Padre Ángel Bastidas, primer Párroco de Los Álamos.
Al término de la Santa Misa, Monseñor Bernardo bendijo a estudiantes y profesores que esta semana retornaron a sus estudios y trabajos. Y además entregó su diploma a tres personas de la comunidad que culminaron el Diplomado en Administración Parroquial.
Luego de la Santa Misa, fue bendecido e inaugurado el nuevo salón parroquial Padre Ángel Bastidas, y se realizó un compartir fraterno.
El Párroco de San Juan María Vianney, Padre César Pedreros, afirmó que le “impresiona el empuje y la perseverancia que ha tenido la gente durante este tiempo para mantener una parroquia viva, una parroquia que a pesar de la distancia, a pesar de la pobreza en la que vivimos insertos se mantiene unida y siempre velando por tener los espacios adecuados para la atención comunitaria, y no solamente la atención comunitaria católica, sino que para toda la gente que vive alrededor de nuestras capillas”.
“Cada uno de ellos se ha transformado también en un testimonio para otros, para sus hijos, para sus nietos, y eso es lo que mantiene viva la estructura de la Iglesia. La estructura no se basa solamente en palos parados o en ladrillos puestos, sino que en la vivencia de la vida común, del compartir. En todas nuestras comunidades, después de la Misa se comparte el desayuno o una once, cosa de poder compartir con la gente, de alegramos. Nosotros demostramos mucho el cariño a través de la comida y eso es precisamente lo que hemos querido mantener, porque eso es propio de lo rural. Ya insertos casi en algo urbano, vivimos ciertamente este compromiso y este compartir todavía al modo de la comunidad primitiva del campo, a través de la mesa, de la Misa, de la Palabra y de la alegría”, destacó.
En relación a la inauguración del salón, el Padre César comentó que este nuevo espacio “no será sólo en beneficio parroquial, sino que también en beneficio de otras entidades sociales que podrán solicitarlo para reuniones y otros actos”.
Por su parte, el Coordinador Parroquial de San Juan María Vianney, Juan Gómez, dijo estar “muy contento al ver que la comunidad se reúne en familia. Nuestro centro es la Eucaristía y en ese espíritu tenemos que seguir unidos, tal como dijo Monseñor Bernardo, en la fe y sobre todo ahora que estamos en Cuaresma, donde tenemos que reflexionar cómo estamos (…) y preocuparnos más de las personas”.
Entre las personas que participaron en la celebración de los 70 años de la parroquia se encontraba Juanita Pascal, quien a sus 93 años de edad es la feligresa más antigua de la comunidad, y recuerda que antiguamente no tenían un sacerdote de forma permanente y sólo había misiones, tiempo en el que las personas podían acceder a los sacramentos. Situación que cambió cuando fue fundada la Parroquia.
Ha conocido a todos los sacerdotes que han pasado por la parroquia y recuerda con especial cariño a las religiosas de la Congregación de las Hermanas del Niño Jesús, quienes durante muchos años estuvieron a cargo de la comunidad parroquial: “Ellas se sacrificaban mucho (…) trabajaron mucho por las comunidades, formaron la comunidad de Cerro Alto, la de Antihuala y la de San Román”.
Es importante mencionar que Juanita Pascual fue animadora de la Comunidad de Antihuala durante 22 años y fruto de su fe y de su trabajo pastoral nació la primera vocación religiosa de la Parroquia San Juan María Vianney. Se trata de una de sus hijas, la Hermana Pilar Salazar Pascal, quien actualmente lleva 42 años como religiosa de la Congregación de las Hermanas del Niño Jesús.
