Comedor fraterno Cristo Vivo: trabajo incesante en tiempos de pandemia

Publicado el: 17 Junio, 2021

El comedor fraterno Cristo Vivo funciona desde hace 18 años en las dependencias de la capilla Nuestra Señora de Lourdes. La obra tiene como misión entregar alimentación, cada fin de semana, a vecinos vulnerables del sector.

En ese marco, Alejandro Henríquez, coordinador de la capilla Nuestra Señor de Lourdes, explicó que como método de organización utilizan un calendario mensual donde se establecen los equipos de cada fin de semana, quienes serán los responsables de la mantención de la cocina, la preparación de almuerzos y el reparto a domicilio de las colaciones.

Respecto de los voluntarios comentó que el equipo estable se compone por ocho personas de la comunidad. No obstante, también son asistidos por otros voluntarios provenientes de los diferentes grupos pastorales de las capillas y parroquias, tales como el grupo EME de Salesiano, Fraternidad Amigoniana y comunidades del movimiento católico Encuentro Matrimonial Mundial. Asimismo, Henríquez destacó el constante apoyo entregado por el padre Héctor Osorio, quien colabora en la gestión de recursos e incentivando a los voluntarios.

Tras lo anterior, añadió: “Es importante mencionar que los grupos pastorales externos a la comunidad, no solo contribuyen en la preparación de alimentos, sino que también colaboran con alimentos y otros insumos para el abastecimiento del comedor. Sin embargo, los aportes permanentes provienen de los socios miembros de la capilla que mensualmente cooperan con dinero y/o alimentos. Sumado a esto, desde el inicio de la pandemia, la Vicaría de la Solidaridad, ha aportado con recursos y asesorías para participar y postular a otros proyectos”.

En cuanto a  la motivación tras la participación de todos los voluntarios, y la idea de crear este comedor en primer lugar, el coordinador parroquial comentó que el objetivo inicial era proveer almuerzos a niños y jóvenes vulnerables, “quienes durante la semana recibían su beca de alimentación en sus escuelas y liceos. Pese a ello, el pasar de los años dejó en evidencia las carencias de jóvenes y adultos con problemas de adicción de alcohol y drogas. Es así como hoy, la población que se atiende es heterogénea, abarcando desde niños hasta adultos mayores, alcanzando aproximadamente 75 personas cada sábado y domingo”.

Su labor en pandemia 

Para poder llevar a cabo su labor en tiempos de pandemia, el comedor fraterno cuenta con un estricto protocolo sanitario, con el fin de resguardar a todas las personas que participan de esta obra, así como también a quienes se ven beneficiados por ella.

En ese sentido, Henríquez señaló que pese a la pandemia su labor no ha cesado. “Todos los voluntarios se protegen con mascarillas, escudos faciales, cofias y guantes, acudiendo frecuentemente al lavado de manos y la sanitización de espacios, así como también se presta atención al distanciamiento social. Además, se ha decidido entregar los almuerzos en marmitas desechables para evitar aglomeraciones en los salones comunitarios”.

También, comentó que “para que los asistentes retiren su colación con seguridad y dignidad, se han demarcado los espacios considerando un distanciamiento de dos metros, y se les exige que el uso de mascarilla para su cuidado y el de los voluntarios”. 

Resulta importante destacar que todos los asistentes, tanto voluntarios como beneficiados, son registrados en una planilla con sus datos y temperatura corporal. Esto, con el fin de tener un control de la trazabilidad y advertir cualquier riesgo de contagio en caso de ser necesario. 

¿Cómo ayudar?

El comedor fraterno Cristo Vivo está emplazado en la población Teniente Merino 02, pasaje Rehue S/N. Quienes deseen colaborar con alimentos o insumos, así como también a través del voluntariado, se pueden comunicar con Alejandro Henríquez (+56 9 995 786 39 / aler.henriquez@gmail.com), coordinador de la capilla.

 

 

 

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