En una Eucaristía con una masiva presencia de jóvenes, se invistió como flamante Vicario Episcopal de la Pastoral Juvenil, al presbítero Pablo Leiva, ocasión en que monseñor Fernando Chomali invitó a los jóvenes a iniciar la Misión con mucho espíritu y alegría.
La celebración se realizó en la catedral, en que además se hizo entrega de la cruz de la Misión Joven a los jóvenes del decanato Talcahuano, tras haber peregrinado en Arauco. En su invitación, Monseñor los animó a “usar todos los medios que tenemos a nuestra disposición y serán efectivos en la medida que estemos que convencidos que Jesucristo se entregó por nosotros. Ojalá que al terminar la Misión muchos más jóvenes reconozcan que su vida ha cambiado”.
En su homilía, hizo reflexionar a los jóvenes sobre la realidad. “A ustedes les han hecho saber equívocamente que la vida se juega en el SIMCE y la PSU; que la vida es para competir, que la vida es para consumir, la verdad que hay muchas razones para el Señor de compadezca de nosotros”.
Les indicó que el país como nunca ha crecido económicamente y sin embargo, son muchos los que aún viven en la pobreza. “En países desarrollados se olvidaron de Dios y al olvidarse de Dios, se olvidaron de los hombres y, hoy, son cientos de miles los ancianos que claman por amor”.
En tal sentido, expresó que “con razón el Señor se compadece de nosotros cuando nos han puesto, en una pista de atletismo y nos han hecho saber que la vida es sólo para competir. Por eso, le pedimos al Señor que nos enseñe a saber que somos más que el SIMCE o la PSU y que valemos ni más ni menos que el mismo sacrificio de Jesucristo; que nos enseñe a amar y que la vida tiene sentido cuando se entrega; le pedimos que nos enseñe a convertir esta pista atlética en una gran mesa para todos”.
Lamentó que en pleno Siglo XXI, son los jóvenes las personas más maltratadas. “Les han metido antivalores, presentados de una manera muy atractiva. Les han hecho saber que ustedes valen por lo que tienen y no por lo que son; han exacerbados los instintos dejando de la lado el valor más preciado que tenemos, la razón y la fe. Los jóvenes tienen un corazón generoso que quieren vivir según su dignidad y quieren entregarse a los demás”, afirmó.
Les indicó que no se puede hacer una misión y una pastoral si no hay arraigo en la Palabra de Dios. “Dios quiere que hagamos un gran esfuerzo para conocer esa Palabra, porque nos cambiará la vida. No podemos hacer una misión, auténticamente católica, si no somos personas de oración. Tendremos que promover la oración y no podremos hacer una misión de verdad si no somos capaces de hacer vínculos de fraternidad. Ustedes son una maravilla y un gran regalo de Dios; son el futuro de la sociedad y de la Iglesia y son también el presente y queremos junto a ustedes a anunciar a Jesucristo, el único que vale la pena por quien vivir”, subrayó.
El Pbro. Pablo Leiva hizo su profesión de fe y juramento de fidelidad y posteriormente firmó los documentos que lo invistieron como Vicario Episcopal de la Pastoral Juvenil, lo cual se selló con un fuerte abrazo con el pastor.
Finalmente, dirigiéndose al Vicario Episcopal de los jóvenes que “queremos decirle al Padre Pablo que tenemos puestas toda la esperanza en él. Rezaremos para que pueda ejercer un verdadero liderazgo entre los jóvenes y viéndolo a él, no sólo se entusiasmen con la Misión Joven, sino que también se entusiasmen con una vocación sacerdotal; necesitamos sacerdotes y estoy seguro que aquí hay muchas vocaciones; hay muchos jóvenes que se preguntan seriamente por sus vidas y les puedo asegurar que encontrarán un gozo, sacrificio, trabajo, dificultades, pero encontrarán la alegría de haber hecho la voluntad del Señor”.
Durante la celebración los líderes de las distintas instancias pastorales de los jóvenes recibieron un cirio encendido para iniciar la Misión Joven en la Arquidiócesis.