Jubileo 2025 | PEREGRINOS DE ESPERANZA
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Durante noviembre y los primeros días de diciembre, la comunidad arquidiocesana se unirá en torno a la Virgen María para vivir un tiempo de oración, fe y esperanza en el tradicional Cerro La Virgen de Concepción.
El Mes de María, profundamente arraigado en la vida de la Iglesia chilena, invita cada año a agradecer y a pedir la intercesión de la Madre de Dios. En este lugar emblemático de la ciudad, cientos de fieles se congregan para compartir la oración del Rosario, participar en las Eucaristías y expresar su devoción mariana.
Las misas se celebrarán los sábados a las 8:00 horas, y estarán preparadas por el Decanato Concepción, los días 8, 15, 22 y 29 de noviembre, además del 6 de diciembre.
Las peregrinaciones se realizarán los domingos, organizadas por el Movimiento de Cursillos de Cristiandad, comenzando a las 8:00 horas en el portón de ingreso, donde los peregrinos subirán rezando el Rosario, para luego participar en la Santa Misa a las 8:30 horas.
Las fechas son los días 9, 16, 23 y 30 de noviembre, y el 7 de diciembre.
Finalmente, el lunes 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, se vivirá la gran peregrinación durante todo el día, en la que familias, comunidades y movimientos rendirán homenaje a la Virgen María, culminando este mes de profunda devoción mariana.
Bajo el lema “María, mujer de la promesa y madre de la esperanza”, la Iglesia de Concepción invita a todos los fieles a participar de este encuentro de fe, confiando en la intercesión de la Madre de Dios y preparando el corazón para el Jubileo 2025.
El Cerro La Virgen, emplazado en el núcleo urbano de Concepción, es uno de los espacios religiosos y comunitarios más significativos de la ciudad. En su cumbre se ubica la imagen de la Inmaculada Concepción, instalada en 1919 y bendecida por el entonces Nuncio Apostólico Benedetto Aloisi Masella. Su origen se vincula al impulso del Seminario Conciliar de Concepción por contar con un lugar sagrado al aire libre para la oración y la contemplación.
Tras el terremoto de 1939, el santuario cobró especial relevancia como signo de esperanza para la comunidad. Bajo la guía de Monseñor Alfredo Silva Santiago, se consolidaron las peregrinaciones y la tradicional procesión de la Purísima, formalizada en 1941 mediante edicto arzobispal.
Desde entonces, el Cerro La Virgen ha sido un referente espiritual y urbano, acogiendo actividades religiosas, culturales y juveniles durante todo el año. Cada 8 de diciembre, la Fiesta de la Inmaculada convoca a miles de personas en un itinerario que combina celebraciones litúrgicas y la procesión vespertina desde Plaza San Juan Bosco, constituyéndose en una expresión de fe y unidad ciudadana.
