En lo que fue su última actividad pública, el Nuncio Apostólico, Monseñor Ivo Scapolo, presidió una Eucaristía con una masiva presencia juvenil, para dar inicio a la Misión Joven.
En su mensaje de despedida, en la catedral, llamó a los jóvenes a renovar su fe y a comprometerse a evangelizar a otros jóvenes que aún no han vivido la experiencia de paz y alegría con Jesús.
“Como representante del Santo Padre, Benedicto XVI, quiero transmitir el saludo lleno de cariño a cada uno y a sus familias y quiero invitarlos a sentirse parte de la Iglesia, la gran familia de Dios, en la cual todos participamos en virtud del Bautismo. Estoy profundamente lleno de alegría y de satisfacción de estar con ustedes y celebrar y compartir la Eucaristía”, expresó en su homilía de la Misa que fue concelebrada por Monseñor Fernando Chomali, Monseñor Pedro Ossandón y numerosos sacerdotes y diáconos.
En una breve reflexión, abordó tres conceptos: la fe, la misión y la alegría. “Lo primero es la fe. San Pedro, hacer dos mil años, anunciaba a los primeros cristianos y los invitaba a ser firmes en la fe con Cristo resucitado. Después de dos mil años, en nombre del Santo Padre, sucesor de Pedro, exhortar a ustedes a pensar, por el Bautismo que han recibido, y el sacramento de la Confirmación que muchos de ustedes han recibido, a reavivar vuestra fe en Cristo resucitado. Significa; poner a Cristo en el centro de vuestra vida; a buscar en Cristo, todos los días, mediante la Palabra de Dios, para ponerlo al centro de nuestras decisiones y de nuestros programas. Creer en Cristo es ponerlo en primer lugar en nuestra vida y en nuestro corazón”, afirmó.
Reforzó su reflexión, señalándoles: “Cada uno está llamado a vivir una experiencia de amistad con Jesús. Esta es la fe, una experiencia de amistad con Jesús. Jesús es un fuego que te tiene que llenar el corazón de alegría, de paz, de entusiasmo, de amor; fuego que cada uno de nosotros tiene que difundir donde el Señor lo llama a vivir, a trabajar y a servir”. Y los llamó a prepararse, de una manera intensa y concreta, con eficacia, para celebrar el año de la fe que se iniciará en octubre de este año.
La segunda palabra que abordó fue la Misión. Les recordó las palabras de Jesús: “Vayan por todo el mundo y anuncien la buena noticia a toda la creación. No hay palabras mejores, hoy, para la Misión Joven, en esta arquidiócesis, que escuchar estas palabras de Jesús. Después de dos mil años, ustedes están aquí para recibir de Jesús en esta misión. Es importante entender que en la experiencia de fe, somos llamados a vivir esta experiencia, de amistad, este contacto con el fuego que es Jesús y lo tenemos que llevar al mundo”.
Indicó que “la sociedad de hoy necesita enormemente de esta luz, de este fuego, de este testimonio. Hay muchos jóvenes que viven situaciones difíciles, porque no encuentran un sentido a su vida y no saben encontrar un proyecto para su vida y buscan soluciones en el uso de drogas, alcohol y otras experiencias que ciertamente no les ayudan a vivir de una manera intensa y con paz y alegría. Ustedes son llamados a ir al mundo, muchos jóvenes esperan de ustedes, de vuestra palabra, de vuestro testimonio, de vuestro espíritu de iniciativa para encontrarse con Jesús”. Y los comprometió a “ojalá dentro de un año, cuando termine la Misión Joven, cada uno de ustedes, pueda traer a esta catedral por lo menos, un joven que ahora no está aquí. Pienso que no cabrán todos y algunos tengan que quedarse fuera. Todo esto puede realizarse si cada uno de ustedes se siente responsable del bien de la paz, de la alegría, del sentido lleno que el amigo pueda encontrar en su vida. Decirles que la cosa más bella en su vida es encontrar a Jesús y que Él dará sentido a todo, dará más belleza a las cosas que ya existen y da fuerza para enfrentar cualquier experiencia y cualquier dificultad”, subrayó.
Luego se refirió a la alegría. “Este año, hace pocas semanas, al inicio de la Semana Santa, el Santo Padre dirigió un mensaje a todos los jóvenes del mundo a ser testigos de la alegría. No hay cristianos verdaderos que no sean alegres. No una alegría superficial, que dure poco, sino una alegría, una paz, un sentido de vivir plena e intensamente la propia vida. Solo Jesús puede darnos esta paz e intensidad en vivir nuestra vida. Esto puede realizarse mediante la escucha, la meditación de la palabra de Dios, mediante los sacramentos de la eucaristía, como también el sacramento de la penitencia que nos ayuda a liberarnos y purificarnos de todo lo que puede obstaculizar nuestra comunión y amistad con Jesús y con los hermanos. Los animo a transmitir la paz y la alegría a todos los hermanos”.
Concluyó haciendo “votos para que cada uno de ustedes pueda llevar consigo estas tres palabras y vivir intensamente esta experiencia de Misión Joven y dentro de un año traer aquí a un amigo que pueda decir: he encontrado al Señor”.
En la celebración Eucarística Monseñor Chomali agradeció el mensaje del Nuncio para animar la Misión Joven y agradeció la visita, porque “fueron cuatro días muy hermosos e intensos, porque nos ha revivido a nosotros como obispos a vivir la comunión episcopal con el Santo Padre. Ha sido algo muy hermoso e importante por nosotros”, afirmó anunciando que en los próximos días se creará la Vicaría de Pastoral Juvenil, elevando la actual categoría del trabajo que se realiza con los jóvenes.
Por su parte, el Pbro. Pablo Leiva, asesor de la Pastoral Juvenil, junto con agradecer la presencia del Nuncio y el anuncio de Monseñor Chomali, invitó a coordinadores y representantes de la pastoral juvenil en distintos ámbitos, para recibir la cruz de la Misión Joven que cada Obispo recibió en Punta de Tralca, para peregrinar en cada diócesis. Los jóvenes recibieron el signo de manos del Nuncio y cerrados aplausos sellaron el gesto.