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Congregación Apostolado Popular del Sagrado Corazón: La vocación es “un don y una tarea”

Publicado el: 23 Julio, 2024

Fue el 8 de junio de 1924 que la Congregación Apostolado Popular del Sagrado Corazón fue fundada en Santiago de Chile, y este 2024 celebró su aniversario número 100. En la Arquidiócesis de la Santísima Concepción son seis las religiosas que continúan la labor iniciada por su madre fundadora, Carmela Rodríguez Rozas. 

Esta congregación surgió de las misiones que el padre Antonio María Falgueras S.J. organizó para evangelizar en los conventillos, los que eran habitados por muchos de los obreros y familias que habían llegado en condiciones precarias a Santiago, producto de la crisis de las salitreras. 

Al principio la misión se organizaba dentro de los conventillos, donde se improvisaba una capilla. Con el paso del tiempo la Sociedad del Apostolado Popular del Sagrado Corazón se extendió y se sucedían los pedidos de misiones, pero era imposible atenderlos todos. Fue así que en la mente de algunas socias surgió la idea de que fuese perpetuada por una congregación religiosa y, tomando como base la espiritualidad y constituciones de la Compañía de Jesús, fue fundada la Congregación Apostolado Popular del Sagrado Corazón de Jesús.

La Superiora del Apostolado Popular del Sagrado Corazón en Concepción, hermana Dolores Espinoza, afirmó que el carisma de la congregación “es ante todo un don de Dios a la Iglesia, que nos da una identidad y misión única. Es un don y una tarea que hemos recibido y que nos esforzamos por vivir día a día. Lo comunicamos de la siguiente manera: “Hacer presente el amor del Padre que salva, expresado en la persona de Jesús que entrega su vida por la salvación de todos”. En el contexto bíblico, la palabra corazón se refiere a la persona, el Corazón de Jesús es toda la persona de Jesús, no sólo sus sentimientos. A su ejemplo, anunciamos la Buena Noticia del amor de Dios Padre por todos sus hijos, especialmente los más necesitados, acogiendo su gracia en nosotros primero, para luego ayudar a otros a recibirla y así poder experimentar el gran amor que, en Jesucristo, Dios nos ha mostrado”. 

En ese contexto, destacó que “la fuerza que nos mueve, la gracia que recibimos (don) y que procuramos vivir (tarea) nos lleva del corazón de Dios al corazón del hombre y la mujer de hoy. Estamos llamadas a vivir la vida como Él”. 

Oración y evangelización

El día a día de las hermanas del Apostolado Popular del Sagrado Corazón es “como el de una familia, en que cada una tiene su tarea y a través de ella colabora con las demás”. En la mañana comparten juntas el desayuno y la oración de Laudes, luego dependiendo de las labores de cada una, pues cada hermana tiene un servicio dentro de la casa acorde a sus capacidades y salud, asisten a la Eucaristía, ya sea en la Catedral o en alguna otra parroquia. 

“Nos volvemos a encontrar a la hora del almuerzo y después de éste destinamos un tiempo para compartir juntas, porque la mayoría de las actividades pastorales se concentran en la tarde. Conservamos la costumbre de tomar once a las 17:00 horas, aunque no siempre estamos todas. Terminamos el día con el rezo de Vísperas y el Santo Rosario, luego nos servimos un refrigerio y vemos las noticias para poder informarnos de lo que está ocurriendo y ponerlo en oración junto a las intenciones que recibimos, ya que siempre hay personas que nos piden rezar por ellas. Después, nos despedimos hasta el otro día”, relató. 

La hermana Dolores señaló que, además, cada una de ellas “debe asegurar un tiempo de oración personal, algo fundamental para nutrir nuestra propia vida de fe y acompañar la de aquellas personas que Dios nos pone en el camino”. Y es que las religiosas del Apostolado Popular han realizado una ardua labor en diversos puntos de la arquidiócesis, como Concepción, Cabrero, Hualpén, Coronel, Cañete y Talcahuano. Actualmente tienen dos presencias pastorales: Una en la Parroquia Santa Filomena de Cabrero y la otra en la Comunidad San Carlos Borromeo de Hualpén

“En ambas procuramos acercarnos a la gente y motivarla a acercarse a la Iglesia, sobre todo escuchando por qué se han alejado de ella y buscando los medios para que puedan reencontrarse con el Señor y su Iglesia, comunidad de creyentes, que tiene luces y sombras, como todos sabemos. En la parroquia de Cabrero acompañamos un centro cultural, donde nos preocupamos de la evangelización de quienes participan allí y la Pastoral de Salud. Mientras que en la Comunidad San Carlos Borromeo realizamos catequesis, visita y acompañamiento a los enfermos y distribución de la Sagrada Comunión”, detalló. 

La vocación “es un don y una tarea”

Para la hermana Eliana Carrasco ser parte del Apostolado Popular del Sagrado Corazón “significa mucho, el servicio a Dios, a la Iglesia a través del carisma de la congregación: anunciar la Buena Noticia y acompañar a las personas en el trabajo pastoral”. Mientras que para la hermana Margarita Rubio es “vivir cada día el llamado que Dios me hizo y le pido todos los días que me dé la perseverancia hasta el final de mi vida”. 

En tanto, para la hermana Claudia González significa “saberme amada y enviada” y destacó que “es increíble darme cuenta de que he recibido el ciento por uno. Actualmente tengo 37 años de vida religiosa y sólo puedo dar las gracias por todas las bendiciones que he recibido. Vienen a mi mente tantas personas que el Señor en su bondad ha puesto en mi camino y que me han acompañado, brindando su amistad, su aprecio, su cercanía, en los momentos más difíciles. Tantas misiones que me han permitido conocer lugares y realidades tan diversas y, en lo central, tan iguales. Tantas hermanas santas, que con su ejemplo me han impulsado a seguir adelante, como decían nuestros fundadores, incluso cuando por mis propias limitaciones no he podido estar a la altura de la vocación recibida. En fin, significa mi vida vivida de la mejor manera, no optaría por otra”. 

Por su parte, la hermana María Ramírez relató que “un día el párroco nos dio un retiro a las jóvenes sobre el llamado de Dios y desde ahí sentí que lo que realizaba en la Legión de María, grupo parroquial en el que participaba y que era muy similar a lo que la congregación realizaba -visitar a los enfermos en sus casas y hospitales, visitar a las familias, especialmente a las más abandonadas, visita a las cárceles, rezar y leerles la Palabra de Dios- era la forma en que el Señor me estaba llamando a seguirle y servirle en esta congregación. Haber conocido al Apostolado Popular del Sagrado Corazón significa mucho para mí”. 

Finalmente, la hermana Dolores Espinoza sostuvo que “la vocación es un don y una tarea, que da sentido a nuestra vida y a nuestras opciones. Optar por algo siempre conlleva renunciar a algo, pero para nosotras las religiosas del Apostolado Popular del Sagrado Corazón, renunciar apunta a descubrir honestamente lo que nos impide ser felices, lo que no nos deja tener esa vida plena a la que el Señor nos llama. Seguir la vocación que se nos regala es el camino que nos lleva a la felicidad que nos acompaña hasta la vida eterna”. En ese sentido, invitó a preguntarse: ¿Cuál es tu vocación? y ¿quién está necesitado hoy de los dones que te dio el Señor?. 

Fuente: Revista Nuestra Iglesia 

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