Cuando la caridad se vuelve acción

Más Iglesia Arquidiocesana

Publicado el: 14 julio, 2021

Cuando hablamos del amor, de ese amor al prójimo, del mandamiento del amor que Jesucristo nos ha dejado (Jn 13, 34), el que se transforma en un afecto, en una elección y decisión, tal vez nos dejamos llevar por lo romántico de esta expresión, que en ocasiones se ha transformado en una palabra o un concepto vacío. El amor, a través del cual queremos mostrar la importancia de alguien para nosotros, de la familia humana por la que debemos empeñarnos en alcanzar el bien común, pero nos hemos preguntado realmente ¿qué significa el amor, la caridad y cómo llevarla a la acción o al obrar?

Recordando la encíclica Caritas in veritate, del papa emérito Benedicto XVI, quién, nos invita a reflexionar sobre el principio de acción que debería mover al cristiano, la caridad en la verdad (CV6), sigue la tradición de la Doctrina Social de la Iglesia, que lo presenta como orientación para el desarrollo social de acuerdo a las nuevas exigencias globales, exigencias en la que todos estamos insertos. 

Como dice al padre Hurtado los que no comprenden bien el espíritu cristiano desconocen el valor de la caridad, y todo lo reducen a la justicia. Un cristiano sabe que justicia sin caridad es insuficiente (…) pero la caridad nunca será verdadera caridad sin no tiene en cuenta la justicia (Moral Social).

No es nuestro propósito crear antagonismos entre la caridad y la justicia, sin embargo, creemos necesario resituar la relación entre estas virtudes, ya que en esa acción a la que nos invita la caridad, la justicia es la primera vía de la caridad con obras y según la verdad (1 Jn 3,18).

Por un lado, la caridad exige la justicia, el reconocimiento y el respeto de los legítimos derechos de las personas y los pueblos, el bien común no se promueve solo con relaciones de derechos y deberes, sino con relaciones de gratuidad, de misericordia y de comunión (CV 6).

No podemos olvidar, que la caridad manifiesta siempre el amor de Dios también en las relaciones humanas, otorgando valor teologal y salvífico a todo compromiso por la justicia en el mundo (CV6), además podemos decir, que la caridad es un efecto directo de la gracia santificante. Socialmente, la caridad es la causa eficiente de la paz (Moral social, A. Hurtado).

La justicia, por otra parte, es una virtud difícil, que exige rectitud, hay muchos que viven la caridad, pero no se resignan a cumplir con la justicia, muchos dan limosnas, pero no pagan el salario justo, caridad sin justicia no salva los abismos sociales (A. Hurtado, Moral Social). 

En este sentido, el padre Hurtado nos dice que la enseñanza social de la Iglesia tiene tres pilares fundamentales justicia, caridad, bien común, cuál es la relación entre estos tres pilares, podemos afirmar, que la caridad se pone en acción cuando obra con justicia, y el lugar más propio de esta acción se da en el bien común, que en lo más concreto es el bien social de las personas, es el bien de ese todos nosotros, formado por individuos, familias y grupos intermedios que se unen en una comunidad social (CV 7). No es un bien que se busca por sí mismo, sino para las personas que forman parte de la comunidad social, querer el bien común y esforzarse por él es exigencia de justicia y caridad, es cuidar y utilizar el conjunto de instituciones que estructuran jurídica, civil, política y culturalmente la vida social. Se ama al prójimo tanto más eficazmente, cuanto más se trabaja por un bien común que responda también a sus necesidades reales (CV7). 

La acción de todos los cristianos debe estar inspirada y apoyada por la caridad en la verdad, así contribuye de mejor forma al desarrollo humano integral de todos los pueblos y naciones, el que requiere un esfuerzo común, según la vocación y posibilidades de cada uno, esto se asegura con la interacción ética de la conciencia y el intelecto de la que pueda resultar un desarrollo realmente humano, sólo con la caridad, iluminada por la luz de la razón y de la fe, es posible conseguir objetivos de desarrollo con un carácter más humano y humanizador (CV9).

Por lo tanto, el principio de  la caridad en la verdad, es uno de los tantos desafíos que nuestra iglesia debe afrontar, en un mundo que se transforma continua y velozmente, la verdad es luz que da sentido y valor a la caridad, es la luz de la razón y de la fe, por medio de la cual la inteligencia llega a la verdad natural y sobrenatural de la caridad, percibiendo su significado de entrega, acogida y comunión. En la verdad, la caridad refleja la dimensión personal y al mismo tiempo pública de la fe en el Dios, que es a la vez Agapé y Lógos: Caridad y Verdad, Amor y Palabra (CV4).

En Cristo, la caridad en la verdad se convierte en el Rostro de su persona, en una vocación a amar a nuestros hermanos en la verdad de su proyecto. Por tanto, defender la verdad, proponerla con humildad y convicción y testimoniarla en la vida son formas exigentes e insustituibles de caridad. La caridad es amor recibido y ofrecido, es gracia, porque su origen es el amor que brota del Padre por el Hijo, en el Espíritu Santo. Es amor que desde el Hijo desciende sobre nosotros. Es amor creador, por el que nosotros somos; es amor redentor, por el cual somos recreados. Es el Amor revelado, puesto en práctica por Cristo. (CV 5) que es la Verdad (Jn 14,6).

Pamela Pedreros Silva
Facultad de Estudios Teológicos y Filosofía UCSC 

Más Iglesia Arquidiocesana