Doce personas recibieron el sacramento de la Confirmación de manos del Administrador Diocesano y Obispo Auxiliar de Concepción, Monseñor Bernardo Álvarez, la mañana de este sábado 6 abril en la Parroquia Del Sagrario.
El Párroco de la comunidad, Padre José Cartes, presentó a Mónica, Bernardita, Constanza, Carolina, Luisa, Beatriz, Cristian, Bárbara, Paulina, Paloma, María Elena y Verónica, y afirmó que “la parroquia hoy se alegra, en esta fiesta de Pascua, porque es capaz de entregar a la Iglesia un grupo de miembros de la comunidad que han ido creciendo durante este tiempo en la fe y tienen que el deseo de proclamar, como los apóstoles, que no pueden callar aquello que han visto y oído, sino que tienen que salir a proclamarlo con el fortalecimiento de esta fe que hoy quieren renovar y hacer mucho más profunda con el sacramento de la Confirmación”.
En su homilía, Monseñor Bernardo afirmó que una pregunta fundamental en la vida del creyente es ¿cómo hoy nosotros podríamos participar de la resurrección de Jesucristo?, más allá de los deseos o intenciones, sino que participar realmente de este misterio de salvación.
En ese contexto, hizo alusión a la Primera Lectura, tomada de los Hechos de los Apóstoles, donde Pedro y Juan dan testimonio de Jesús, y señaló que ellos “nos muestran cómo el poder de la resurrección es siempre más grande que nosotros mismos”. En ese sentido, dijo que una respuesta a la pregunta planteada tiene relación “con la posibilidad de anunciar a Jesucristo vivo, resucitado (…). Una primera participación de la resurrección del Señor tiene que ver con esa conversión total de la mente y el corazón que capacita para esta vida nueva y que, en definitiva, tiene como consecuencia el anuncio de Cristo resucitado por la palabra, pero también por las obras”.
Además, Monseñor Bernardo destacó que el Evangelio según San Marcos 16,9-15 nos regala una breve síntesis de lo escuchado en los otros evangelios sobre los testimonios de la resurrección, y aseveró que “una participación importante en la resurrección de Cristo es reconocer que esta obra es siempre más desde Él que desde nosotros mismos. Y estoy cierto de que a cada uno de ustedes es el Señor quien les ha salido al encuentro primero, tal vez incluso antes de que ustedes pensaran en los sacramentos o en la catequesis o en terminar su iniciación cristiana con este sacramento, en esos deseos que Dios pone en el corazón, Él ya nos sale al encuentro primero”.
“Más allá incluso de nuestras fragilidades, de la dureza del corazón o de la mente para creer, es Cristo quien va delante de nosotros. Y aún así, con esa fragilidad, nos envía a todos a anunciar la buena noticia de la resurrección”, enfatizó. Y advirtió que “un peligro permanente en el orden de la vida de la fe, de la gracia y de la vida cristiana es pensar que esta obra está puesta en nuestras manos y no reconocer con San Pablo que hemos recibido un tesoro en vasijas de barro. Y aunque ustedes, queridos hermanos y hermanas, se confirmen esta realidad se mantiene así. Somos frágiles y el Señor va primero y delante de nosotros. Lo que más espera, sin duda, es que podamos volver siempre a Él con la gracia y la unción del Santo Espíritu”.
Finalmente, señaló que una tercera respuesta a la pregunta planteada tiene que ver con la participación de la resurrección por el don de la fe y la celebración de los sacramentos: “Hoy, por la Confirmación, ustedes son plenamente iniciados y a su vez enviados. Es decir, Cristo resucitado, el Padre y el Espíritu infunden en sus corazones una gracia más plena que la que tenían antes de recibir este sacramento”.
