Comenzó con una leve pérdida de visión, por lo que al primer médico que acudió Constanza Salinas, antes de enterarse que necesitaba un trasplante renal, fue a un oftalmólogo. El problema no eran sus ojos. Estaba en cuarto medio entonces y, salvo jaquecas, no había presentado ningún otro síntoma que la hiciera pensar en que, en cuestión de días, estaría internada en la UTI del Hospital Las Higueras de Talcahuano, con sus riñones funcionando al 40% de su capacidad y una crisis hipertensiva.
A la espera de que se produzca una donación compatible, la joven, hoy de 22 años, estudiante de Enfermería de la Universidad de Concepción, debe someterse cada noche a 10 horas de peritoneodiálisis, adaptándose al horario de clases y cuidando su dieta, sin probar apenas el pan y mucho menos algo de la comida chatarra que abunda entre sus compañeros. Su salud es prioridad, por eso cuando le detectaron COVID, hace algunos meses, fue un período de tensión. Afortunadamente cursó solo como un resfrío fuerte y no perjudicó el proceso.
Sin un diagnóstico claro, debido al deterioro sufrido, Constanza es parte desde hace cinco años de la lista que hoy integran más de 2 mil personas en Chile, que buscan mejorar su calidad de vida a través de un trasplante. Una larga espera porque la donación de órganos en Chile sigue siendo insuficiente, pese a los cambios en la ley, que establece que toda persona mayor de dieciocho años es considerada donante, salvo que haya expresado legalmente su negativa.
Los especialistas coinciden en que la falta de educación y la desinformación sobre el tema, son las principales trabas para cambiar esta realidad, aun cuando se haya modificado la ley.
Hasta septiembre de 2022, solo 5 mil 493 personas habían manifestado, mediante una declaración jurada, la voluntad de no donar sus órganos, tal como lo consigna la Ley N° 20.673. La cifra es claramente marginal al compararla con los más de 19 millones que siguen siendo donantes, lo que a todas luces podría resultar esperanzador.
Sin embargo, en la realidad, poco ha cambiado, manteniéndose estadísticas que, por ejemplo, en la red de servicios de salud de la Región, que incluyen Concepción, Talcahuano y Los Ángeles, en contadas ocasiones superan los 10 donantes anuales entre los tres. A nivel país la media de la última década es de 151 donaciones provenientes de pacientes fallecidos por año.
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