Los Franciscanos de María vivieron su retiro anual el sábado 9 de diciembre en las dependencias del Centro de Espiritualidad y Formación San Luis Gonzaga de Chiguayante.
De acuerdo a lo dado a conocer por Cecilia Álamos, quien está a cargo de los Franciscanos de María en Concepción, el retiro fue predicado por el Padre Alberto Hernandez, Franciscano de María de Uruguay, y por el Obispo Auxiliar de Concepción, Monseñor Bernardo Álvarez, quienes reflexionaron en torno a la conversión de San Francisco de Asís y cómo imitar a la Virgen María.
Además, tuvieron la oportunidad de celebrar la Santa Misa, tras la cual trece miembros de esta agrupación se consagraron a los sagrados corazones de Jesús y de María. Y luego de compartir el almuerzo, participaron en una dinámica a cargo de Marta Rodríguez, quien es Catequista de Los Ángeles.
Entre las personas que participaron en este encuentro estaba Patricia Vildósola, quien comentó que “Jesús nos muestra reiteradamente el hábito de retirarse de las preocupaciones del mundo para encontrarse con Dios Padre”, por lo que es evidente “la necesidad de todo católico de participar, a lo menos, de un retiro espiritual anual”, ya que “de este modo, se facilita y propicia un tiempo de encuentro personal, profundo, prolongado y sin distracciones con Dios y en Dios, con uno mismo y con la comunidad”.
“Si bien es cierto que el paso del tiempo es el mejor amigo para percibir los frutos de la gracia, desde ya puedo agradecer, serena y alegremente, el haber participado de este encuentro con el Amado e intercambiado experiencias con hermanos en la fe, reafirmando mi compromiso en la tarea evangelizadora que tenemos todos los bautizados”, destacó.
Asimismo, Ximena Gómez afirmó que para ella fue “una experiencia maravillosa, pues ambas prédicas me dejaron una enseñanza. El Padre Alberto con la vida de San Francisco de Asís me enseñó que la verdadera riqueza está en el amor a Dios y al prójimo, y que el cristiano debe ser siempre alegre e irradiar la felicidad de sentirse amado por Dios. Mientras que Monseñor Bernardo me dejó la enseñanza de la humildad de María, una mujer tan digna de ser escogida por Dios para ser la Madre de su Hijo amado y sobre todo saber cuánto nos ama nuestra querida Madre Santísima”.
Por su parte, Juan Carlos Rockegele señaló que para él significó contar con “una herramienta de conversión, que potencia y afirma más mi fe en la gracia y estar en gracia de Dios, de poder seguir ese camino a la santidad a través de la humildad, sencillez, obediencia a Dios y hacer la voluntad de Él. Encontré maravilloso el encuentro, una instancia de cercanía con Dios y nuestros hermanos”.
Mientras que Marta Rodríguez señaló que este retiro fue “muy especial, pues tuvimos la visita del Padre Alberto, quien supo activar en mi conciencia el llamado que recibió San Francisco de Asís: “Repara mi Iglesia”. Y para ello, agradecer el amor de nuestro Señor Jesucristo a través de “escuchar la voz de Dios y responder con generosidad”. Me dejó la tarea de aprender a silenciarme para escuchar en la intimidad de la oración y obedecer lo que me pida. Para ello tengo el modelo del silencio de María y su fiat absoluto”.
Previo a predicar el retiro en Concepción, el Padre Alberto Hernández visitó a los Franciscanos de María de Los Ángeles, donde destaca el trabajo realizado por el catequista Eduardo Rodríguez en las zonas rurales.
Es importante mencionar que los Franciscanos de María constituyen una asociación de fieles católicos fundada por el Padre Santiago Martín Rodríguez en 1988 en Madrid, asentada en una experiencia espiritual marcada por la imitación de la Santísima Virgen María y de San Francisco de Asís. El carisma y la misión de los Franciscanos de María consiste en vivir y difundir la espiritualidad del agradecimiento, que radica en tener una relación con Dios basada en la gratitud por amor que se ha recibido del Señor.
