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La cultura del desprecio a la vida

Publicado el: 25 Abril, 2023

Los asesinatos alcanzan cifras históricas. Sólo en 2022, el país registró 934 muertes por esta causa, según datos del Centro de Estudios y Análisis Delictual (CEAD), convirtiéndose en la estadística más alta de la última década. De ellos, 98 ocurrieron en la Región del Biobío.

La sensación de inseguridad se ha asentado de tal manera en nuestra sociedad que parece necesario analizar si existe una desvalorización de la vida. Cada vez con mayor frecuencia, por ejemplo, los medios de comunicación incorporan términos como sicariato, narcofunerales y exponen el uso de armas de fuego (…).

Un problema moral

La explicación de Claudia Riquelme, quien además es especialista en Psicodiagnóstico y Evaluación Forense y en Psicoterapia de Pacientes de Alta Complejidad es clave para echar por tierra patologías mentales de base como motor de estos crímenes, salvo en contadas excepciones. El problema tiene entonces un eje moral que es clave.

El Arzobispo de Concepción, Fernando Chomali, ha sido una de las voces que ha manifestado preocupación con la situación actual. Se ha referido a las cifras exhibidas como una “cultura de la muerte”, donde la vida humana, para quienes cometen estos atentados en su contra, no tiene ningún valor.

Chomali es un estudioso de temas vinculados a la moral. “Muchas personas -reflexiona- son capaces de matar a otro para obtener algún tipo de beneficio. Detrás de esa visión de la vida y del mundo está una concepción del ser humano muy frágil y sesgada, donde ha dejado de ser alguien para convertirse en algo que es considerado como cosa y que puedo hacer de él lo que me plazca”.

A su juicio son muchos los factores que han llevado a este “panorama tan gris”. Una de las causas, analiza, “es el emerger de la subjetividad personal y el deseo como valores absolutos. El obtener lo que se quiere se convierte en la más alta jerarquía de los valores aún en desmedro de la vida de los demás”.

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© Arzobispado de Concepción