Matrimonios cumplieron 50 años de casado en Penco

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Publicado el: 5 septiembre, 2011

Cuando son muchos los países que cuentan con leyes en que el matrimonio es la unión de dos adultos, sin que importe el género de ambos; cuando sabemos que algunos divorcios se pueden obtener por internet al módico precio de 50 a 300 dólares; o cuando hablar de la anticoncepción, que parece envolver a más del 90% de las parejas casadas, es ya tan obsoleto que apenas se recuerda, noticias como la que encabeza esta nota es por lo menos “notición” aunque no haya salido en los medios.

Que en unos tiempos en que la fidelidad pareciera mercadería extinguida o por extinguir, 50 matrimonio puedan decirnos públicamente que llevan cincuenta años unidos al único esposo/a a quienes se unieron hace ya tanto tiempo nos parece con méritos suficientes para darlo a conocer.

Ello ocurrió por una laudable iniciativa de la Comuna de Penco, cuyo alcalde invitó a estos matrimonios pertenecientes a Penco y Lirquen. Y por supuesto allí estuvimos bendiciendo una vez más a estos matrimonios. La alegría se respiraba en el ambiente y el resuelto repetir del “si quiero” que repetían mirándose a los ojos una vez más pero en la expresión de que el “para siempre” o el “hasta que la muerte les separe

Quizás sea “el para siempre” la nota que más engrandece al matrimonio, y que visto el comportamiento del ser humano tan dado al cambio, más nos lleve a buscar sus razones últimas en el querer de Dios.  Por eso, cuando escuchamos en la ceremonia el SI de los esposos cuando se les pregunta si asumen ese compromiso “hasta que la muerte les separe”, podemos razonar que estamos ante dos inconscientes que no saben lo que dicen, o ante dos prudentes que saben en quien se apoyan. Porque en unos tiempos en que hasta  la palabra que damos para determinadas operaciones vale tan poco que tenemos que respaldarla con muchos certificados o avales, nos encontremos con situaciones en que escuchamos el para siempre y los primeros en creerlo son los contrayentes, porque de lo contrario estarían haciendo una farsa, y les creen cuantos les acompañan, y les cree Dios, pues en ese momento Cristo les entrega un sacramento para que puedan llevar a cabo ese compromiso.

Por eso, el matrimonio es una institución divina por sus cuatro costados, desde su misma fundación, pues se acerca a uno de los atributos divinos que para san Agustín es el más propio de Dios: El es el inmutable, el sin cambio, ya que en esto se pierde algo que se tenía antes y se adquiere algo, que no se tenía antes. Con el “para siempre” los esposos se acercan especialmente a cómo es Dios. Y es especialmente divino al ser elevada esta institución a ser comunicadora de gracia: Cristo, y posiblemente al constatar el desaliento de seguidores más íntimos, algunos de ellos como Pedro casados, que envuelven sus palabras: si tal es la condición del hombre casado, mejor es no casarse, El les deja el medio para que puedan vivir el para siempre que roto por el divorcio mosaico, es retirado por Cristo.

Cuando veíamos la alegría de los 50 que celebraban sus bodas de oro, y el gozo que exteriorizaban sus ojos al ritmo de sus palabras: “si quiero”, caíamos en la cuenta que era gracias a este regalo que dejó Jesús a su Iglesia, para que ésta la distribuyera al hombre y mujer que le pedían la fuerza para mantenerse firmes hasta que la muerte les separara.

Ese gozo manifestado al escuchar el “Ave María” que tan gratos recuerdos  debió traer a sus mentes, y que se enredó en sus pasos cansados moviéndose al ritmo del vals de hacía cincuenta años. Que sus deseos expresados en forma de un sacramento que volvían a recibir, sigan presentes en sus largas vidas de fidelidad.Pbro. Cecilio de Miguel

Fuente: Padre Cecilio de Miguel, Parroquia del Divino Redentor de Penco

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