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Misa de la Cena del Señor: Monseñor Oscar García llama a cultivar e incentivar las vocaciones sacerdotales y religiosas en la familia

Publicado el: 7 Abril, 2023

El Obispo Auxiliar de Concepción y Vicario Episcopal de Arauco, Monseñor Oscar García, presidió la Misa de la Cena del Señor la tarde de este jueves 6 de abril en la Parroquia San José de Curanilahue

Monseñor Oscar inició su homilía haciendo eco del Salmo que dice “¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me hizo?” y a la luz de esa antífona, llamó a agradecer a Dios por el don de la Eucaristía, el don del ministerio sacerdotal, el don de la caridad. 

El también Párroco de San José de Curanilahue, afirmó que, en el contexto de la Pascua Judía, Jesús celebró la Última Cena y allí quiso perpetuar su presencia entre nosotros, “en la humildad de la Hostia consagrada y del Vino consagrado, para alimentarnos y fortalecernos en el camino, camino hacia el banquete definitivo, el banquete eterno, donde nos aguarda el Señor”. 

“Jesús quiso quedarse entre nosotros para darnos esa fuerza y vitalidad también en este camino espiritual”, recalcó. 

En ese sentido, destacó la importancia de valorar la Eucaristía y buscarla continuamente, “sabiendo que allí el que se nos entrega no es una falacia, no es una ideología, no es un cuento de hadas, sino que es Cristo presente y real en cada Hostia consagrada”.

Monseñor Oscar sostuvo que “el Amén que pronunciamos cuando se entrega la Comunión es justamente la expresión de nuestra fe que reconoce que así es, que ahí está Jesús. Realmente hago un acto de fe, creo realmente que aquí está, vivo y real. Entonces Él se hace parte de mi vida y en la medida que lo comulgo estoy llamado a vivir su misma vida, sus mismos sentimientos, encarnado en los valores del Evangelio y manifestándolo en medio de la familia, en medio de la comunidad, en medio de nuestra sociedad. Que los demás puedan ver -a través del testimonio de nuestra vida- que Cristo es no sólo mi Señor y Salvador, mi alimento por excelencia, sino que es ese alimento que va transformando paulatinamente mi vida en la medida que también me dejo guiar y conducir por la acción del Espíritu Santo”. 

En ese contexto, el Obispo Auxiliar de Concepción fue enfático en señalar que “si uno no vive conforme a lo que comulga, lo que está comulgando es su propia condenación. Por lo tanto debemos estar atentos. Comulgar a Jesucristo es vivir conforme a su Palabra, sus sentimientos, su acción. Y comulgar a Jesucristo significa también comulgar con el prójimo para caminar junto con el prójimo hacia el banquete definitivo”. 

Retomando la antífona “¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me hizo?”, Monseñor Oscar García agradeció “el don del sacerdocio, de la vocación a la que Cristo me ha llamado y pidió al Señor por todas las vocaciones sacerdotales y religiosas. 

Además, llamó a la comunidad a “rezar por los sacerdotes que están pasando por momentos difíciles, en diferentes índoles, para sostenerlos en la oración. Sabemos que no hay Eucaristía sin sacerdocio ni sacerdocio sin Eucaristía, y por lo tanto la invitación es a rezar por las vocaciones y a suscitar y conversar en el seno de la familia sobre el sacerdocio”. 

“Se habla mucho de ser médico, doctor, arquitecto, que son profesiones extraordinarias para el servicio de la comunidad, pero sumamente extraordinaria también es la vocación al sacerdocio, que sabemos que es el que actúa In Persona Christi y que nos hace presente en cada celebración, no sólo nos ayuda a recordar el amor infinito de Dios, que se entrega, sino también a ser el medio que el Señor ha querido para acercarnos a Él, sobre todo en la celebración de los sacramentos y por sobre todo en la Eucaristía. Entonces a rezar, cultivar e incentivar en el medio de la familia las vocaciones sacerdotales y religiosas”, afirmó. 

Asimismo, sostuvo que para él “no hay otra vocación tan grande, tan extraordinaria como la mía” y dijo que “sin lugar a dudas, para cada uno, la vocación que ha recibido como don de Dios es sumamente importante y grande”, por lo que recalcó que debemos cuidarla y valorarla “para ser fieles al llamado de la vocación específica de cada uno, con la meta de la santidad”.

“Que todos los días logremos encaminarnos a la santidad, la vocación por excelencia que tenemos todos los bautizados, desde que fuimos consagrados en el Bautismo, a buscar la perfección, a buscar vivir lo que Jesús nos pide en el Evangelio de San Mateo: Sean perfectos, como vuestro Padre Celestial es perfecto”, enfatizó.

En relación al Evangelio, en que se relata que Jesús lavó los pies a sus discípulos y los llama a hacer lo mismo, Monseñor Oscar resaltó la dimensión de “salir de sí mismo, de morir a uno para estar siempre dispuesto, desinteresadamente a ayudar y a servir a los hermanos”

“Y el llamado es justamente a poder cambiar con nuestras actitudes, con nuestras acciones, con nuestras palabras y gestos nuestro pequeño mundo cotidiano, para hacer de nuestro mundo un mundo cada vez mejor, sobre todo reconociéndonos hermanos y valorándonos como tales y poder ayudarnos a transformar la sociedad, darle también una impronta que surge de nuestra fe, de nuestra esperanza en Jesucristo y sostenidos por Él poder ser esos discípulos que realmente ha querido”, puntualizó.

Después de la Santa Misa, se realizó una procesión al interior del templo y luego, animado por los grupos parroquiales, se vivió un momento de adoración al Santísimo Sacramento, con oración, alabanzas y Canto a lo Divino.

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