Manifestando que celebrar el mes de la Patria, celebrar este Te Deum es dar gracias a Dios pero también es reconocer aquello que nos falta para que seamos un país donde reluzca en todo su esplendor la dignidad de todos sus habitantes y nos reconozcamos como hermanos, Monseñor Fernando Chomali G. Arzobispo de Concepción llamó también a mirarnos y vivir como hijos de un mismo Padre, Dios.
A esta celebración, que se realizó en el templo catedral, asistieron autoridades regionales presididas por el intendente Víctor Lobos, parlamentarios, alcaldes y miembros de las FF. AA. y Carabineros. El solemne te deum fue interpretado por los coros de profesores, de apoderados del Colegio Inmaculada Concepción y la orquesta del Centro artístico cultural y músicos, dirigidos por el profesor Manuel Fuentealba, concluyendo con la interpretación del Himno Nacional.
Monseñor Chomali enfatizó en reconocer a Chile como un país maravilloso, resaltando su belleza geográfica, la hermosura de la gente, de sus pueblos originarios y de los migrantes. “Chile es un país maravilloso que siempre, en los tiempos de bonanzas o de escasez ha estado acompañado por una fe muy grande y arraigada en Dios, así como una gran confianza en Jesucristo como nuestro Salvador y una profunda y sincera devoción a la Santísima Virgen María Reina, Madre y Patrona de Chile”, recalcó nuestro Arzobispo.
En su homilía el pastor de la Iglesia de Concepción se refirió al crecimiento económico de nuestro país en estos últimos 30 años, sin embargo, “es un país que muestra grandes inequidades en el ámbito de la educación, de la salud, de la vivienda. En definitiva el país ha crecido mucho pero ese crecimiento no ha logrado dar mejores condiciones de vida a tantos y tantas chilenos y chilenas. Esa es nuestra herida que se agranda cuando vemos los campamentos y las aldeas que gritan al cielo por su precariedad y pobreza. Y nos interpelan a cada uno de nosotros. Nos interpelan hoy”, enfatizó.
Manifestó que hoy hemos de recordar que el verdadero desarrollo, el desarrollo integral, es un concepto que involucra a todos los hombres, mencionando algunos valores que la sociedad no puede desconocer:
El primer valor que hay que cuidar se refiere a que Chile “aún no logra que cada chileno y chilena viva dignamente. Las palabras de Juan Pablo II aún resuenan en nuestra patria con fuerza. -Los pobres no pueden esperar-. Si, no pueden esperar quienes por razones económicas deben renunciar a la educación superior. No pueden esperar quienes no tienen las prestaciones de salud inherentes a su dignidad de persona. No pueden esperar quienes viven en campamentos y aldeas. No pueden esperar quienes pasan frío, quienes no le ven futuro a sus propias vidas o se sienten discriminados por ser pobres. No pueden esperar quienes no tienen salarios dignos que les permitan formar una familia, procrear y educar a sus hijos”.
Añadiendo a este primer valor que “la primera tarea que debemos emprender todos, el Estado, el gobierno, las propias personas, las organizaciones sociales, la Iglesia, todos, es trabajar arduamente para que todo chileno lleve una vida digna. Para ello hay que educar y producir más, por ello los empresarios tienen una gran responsabilidad, pero también distribuir mejor lo que se produce y las utilidades que de ello surge. En esa tarea el Estado tiene una responsabilidad y es mucho lo que puede hacer en ese campo”.
Con un llamado como pastor señaló enfático “los exhorto a que hagamos más. Los invito a que no nos conformemos en vivir uno al lado del otro sino que uno para el otro. Esa es la base insustituible de la sociedad que queremos dejarle a las próximas generaciones. Si, los unos para los otros. Es allí donde se recibe el don de la vocación cristiana y nuestra vocación más profunda. Esa es tarea de todos y es tiempo de emprenderla con renovado entusiasmo y convicción”.
Otro valor a no perder de vista se refiere a la defensa de la familia, donde Mons. Chomali llamó a “superar y revertir el paulatino deterioro de la familia chilena. Chile, los chilenos valoramos mucho la familia sin embargo el marco legal que se ha ido imponiendo este último tiempo la ha ido empobreciendo cada vez más. La familia es la célula fundamental de la sociedad y es allí dónde se fragua su futuro. Llegó la hora de promover la familia fundada en el matrimonio, de mostrar ejemplos de familia que la comprenden como un valor y que a pesar de las dificultades han sabido salir adelante. La familia unida – lo hemos dicho siempre los obispos – es signo de madurez humana y cristiana”.
“Chile tiene vocación de familia. Demos gracias a Dios por las cientos y miles de familias que viven felices su vocación y propongámonos a trabajar para que dicha experiencia se repita. Y no nos cansemos nunca de acompañar a la familia que sufre, que se ha desintegrado, que pasa por dificultades. Esta es tarea de todos, y la Iglesia quiere dar ejemplo de ello”, agregó.
Junto con promover la familia señaló que es necesario promover la vida humana y su respeto desde el momento de la fecundación hasta su muerte natural. “El talante de una sociedad, su grado de humanidad se mide en la capacidad que tiene de hacerse cargo de la vida humana sobre todo si es enferma, débil, frágil. Es allí, con esa actitud donde no sólo se es fiel a la Constitución de la Nación que protege la vida del que está por nacer, sino que también a nuestra propia conciencia que en lo más profundo de ella comprende que cuidar la vida es un bien que debe ser promovido y atentar en contra de ella es un mal que debe ser evitado”.
Llamó a los católicos y a todos los hombres de buena voluntad que propongamos leyes que promuevan y cuiden la vida humana en cada una de sus etapas y no la destruya o las deje en una absoluta indefensión.
Recordó también el accidente aéreo en Juan Fernández que tiene de luto al país entero, el cual indicó que “ha hecho aflorar el espíritu religioso que constituye la trama de nuestro país y que se percibe como su patrimonio más preciado. Al mismo tiempo hemos visto que junto a legítimas aspiraciones y reivindicaciones sociales hemos apreciado manifestaciones de violencia sin igual. Hemos de hacernos cargo de un malestar generalizado especialmente entre los jóvenes. Muchos de ellos no le ven horizontes a sus propias vidas”.
Refiriéndose a uno de los temas que preocupa a la mayoría de los chilenos como es el conflicto estudiantil manifestó el Arzobispo que “hemos de promover una educación y formación cívica que ponga el acento en el diálogo, en la búsqueda de la verdad, en el valor de la palabra empeñada y del valor de la resolución de los conflictos desde la razón y no desde la violencia”.
“El futuro lo hemos de mirar con confianza. Dios está presente en medio de nosotros y aunque el mismo Señor nos dijo que el trigo crece junto con la cizaña y el refrán popular nos dice que la vida tiene de dulce y de agraz, tengamos presente que es mucho más el trigo que la cizaña y lo dulce que lo amargo. Pongamos lo mejor de nosotros mismo para que surja lo mejor de nosotros mismos para el bien del país. Ello es posible porque tenemos raíces sólidas, las del Evangelio y la de tantos hombres y mujeres que han contribuido a que Chile sea lo que es. Un país maravilloso”, señaló con tono animado Mons. Chomali.
Finalmente manifestó con alegría que muy pronto llegará la Imagen de la Virgen del Carmen Peregrina, la que será entronizada en la Capilla Santa Clara de la Parroquia Santa Cecilia de Nuestra Arquidiócesis. “Ella recorrerá palmo a palmo nuestra Arquidiócesis recordándonos que es nuestra Madre, que nos acompaña en nuestro caminar y nos lleva a Jesús nuestro Señor y Salvador”, concluyó.