Este sábado 1 de octubre del 2022, se publicó en Diario El Mercurio, una carta al Director escrita por el Arzobispo de Concepción, Monseñor Fernando Chomali:
Señor Director:
A la pregunta del señor Andrés Hortal en carta al Director de ayer viernes, “¿Qué nos pasó?”, me permito un intento de respuesta: creo que estamos pagando las consecuencias de haber convertido la sociedad en una pista atlética donde algunos quisieron ganar la carrera a como diera lugar (malas prácticas, amiguismo, evasión y elusión de impuestos, corrupción, colusión, cohecho, tráfico de influencias, malversación de fondos públicos, etcétera), quedando muchas personas heridas en el camino que se están rebelando. Quienes pagan las consecuencias con mayor intensidad de este panorama son esa inmensa mayoría de hombres y mujeres que de manera honesta y sacrificada llevan el pan a la mesa de sus casas día a día.
Si a ello le sumamos la desintegración galopante de la familia, la pauperización de la educación (limitada solo a la obtención de resultados medidos en calificaciones y tremendamente segregada) y la exacerbada valoración de los bienes materiales por sobre los espirituales, las condiciones para vivir lo descrito en la carta del señor Hortal están dadas.
Pero la razón última está en que se pretendió construir un mundo al margen de Dios y ese mundo se volcó contra el propio hombre. La respuesta a una sociedad que se gesta sin ley ni Dios es sin ley ni Dios. He ahí el drama que hace que los problemas que nos aquejan no sean de índole policial o política, sino de índole moral, pero sobre todo espiritual.
+FERNANDO CHOMALI
Arzobispo de Concepción
Este sábado 1 de octubre del 2022, se publicó en Diario El Mercurio, una carta al Director escrita por el Arzobispo de Concepción, Monseñor Fernando Chomali:
Señor Director:
A la pregunta del señor Andrés Hortal en carta al Director de ayer viernes, “¿Qué nos pasó?”, me permito un intento de respuesta: creo que estamos pagando las consecuencias de haber convertido la sociedad en una pista atlética donde algunos quisieron ganar la carrera a como diera lugar (malas prácticas, amiguismo, evasión y elusión de impuestos, corrupción, colusión, cohecho, tráfico de influencias, malversación de fondos públicos, etcétera), quedando muchas personas heridas en el camino que se están rebelando. Quienes pagan las consecuencias con mayor intensidad de este panorama son esa inmensa mayoría de hombres y mujeres que de manera honesta y sacrificada llevan el pan a la mesa de sus casas día a día.
Si a ello le sumamos la desintegración galopante de la familia, la pauperización de la educación (limitada solo a la obtención de resultados medidos en calificaciones y tremendamente segregada) y la exacerbada valoración de los bienes materiales por sobre los espirituales, las condiciones para vivir lo descrito en la carta del señor Hortal están dadas.
Pero la razón última está en que se pretendió construir un mundo al margen de Dios y ese mundo se volcó contra el propio hombre. La respuesta a una sociedad que se gesta sin ley ni Dios es sin ley ni Dios. He ahí el drama que hace que los problemas que nos aquejan no sean de índole policial o política, sino de índole moral, pero sobre todo espiritual.
+FERNANDO CHOMALI
Arzobispo de Concepción
