El Arzobispo de Concepción conoce de cerca la situación que viven muchos pacientes terminales de la zona y para conversar sobre el Proyecto de Ley de Eutanasia, el cual fue aprobado en general por la Cámara de Diputados el 17 de diciembre, participó de una entrevista transmitida por las redes sociales de Iglesia de Concepción.
En ese contexto, Monseñor Fernando Chomali se refirió a lo que para él es “Un proyecto apresurado y una nueva manifestación de los fuertes en respecto a los más débiles”. Ideas que plasmó en su carta pastoral “Morir con dignidad”, en la que recoge reflexiones de la Iglesia sobre el valor de la vida y el fin de la misma.
Tomando en cuenta la situación actual, ¿Cómo cree que incide el tema eutanasia en nuestra sociedad y por qué genera tanta controversia?
Encuentro muy lamentable que, en medio de una pandemia que tiene a muchas personas gravemente enfermas o conectadas a respiradores artificiales, se presente un proyecto de este tipo. No me parece adecuado que se hable de la eutanasia cuando en Chile tenemos una gran deuda con los adultos mayores y con los enfermos. La experiencia en otros países nos enseña que las personas piden la eutanasia porque no se sienten acompañadas ni queridas. Por lo tanto, sería mejor un proyecto de ley que asegure a los adultos mayores y enfermos una buena salud, mejores cuidados paliativos y un acompañamiento adecuado.
El proyecto contempla una evaluación psicológica para aquellos pacientes que solicitaran la eutanasia, ¿Cuál es su percepción respecto de esta evaluación?
Todos los que hemos estado cerca de personas gravemente enfermas y terminales, sabemos que no tienen la estabilidad psicológica para decidir algo tan definitivo. Cualquier persona podría no encontrarle sentido a la vida. Lo que quieren hacer es entregar la libertad de poder acabar con su vida a personas que lo que están pidiendo a gritos es cuidados y amor. Si hay algo propio del ser humano es querer vivir, es nuestro principio básico.
Tenemos la experiencia de países en donde se utiliza la noción de suicidio asistido. En ese sentido, ¿Cuáles cree que son los motivos que permiten el establecimiento de la eutanasia como una tendencia en países extranjeros y en Chile?
Vivimos en una sociedad que no le encuentra sentido al sufrimiento, tanto así que lo tenemos que eliminar incluso acabando con la misma vida. También existe una falta de trascendencia y de principios de razón: una sociedad se hará cargo de las personas enfermas u optará por la opción de terminar con sus vidas. Se habla de compasión y es lo contrario. Lo que se pretende es saldar la incapacidad para hacernos cargos de nuestros enfermos.
Teniendo en consideración las ideas planteadas en su carta pastoral “Morir con dignidad”, ¿Cuál es la importancia que tiene el significado de la eutanasia en la Iglesia?
Es muy importante porque la Iglesia, así como está en contra de la eutanasia, tampoco está de acuerdo con el ensañamiento terapéutico. La Iglesia plantea que los seres humanos somos mortales y que es un hecho natural que tenemos que aceptar. Por lo que debemos optar por terapias proporcionales a la realidad de cada persona y su situación médica. Nadie está obligado a lo extraordinario, ni a lo que la sociedad o el servicio no puede entregar.
En el mismo texto, usted menciona que como sociedad solo consideramos la vida personal en la medida en que nos entregue riqueza y placer, ¿Qué razones son las que hacen que nuestra cultura se aleje de la trascendencia y degrade el valor humano?
Creo que hemos perdido el norte, hay una visión extremadamente utilitarista y materialista de la vida. Falta admirarnos de lo que significa ser humanos, que incluso enfermo somos capaces de amar. Existen problemáticas importantes, con la pandemia quedó en evidencia que muchos adultos mayores están olvidados en los hospitales, quién decidirá por ellos. Se instalará una cultura de la eutanasia que causa mucho temor en estas personas.
De prosperar la iniciativa que permite la eutanasia en Chile, ¿Es posible evitar lesionar la conducta de la medicina profesional y la dignidad humana?
Ese será un problema lamentablemente, porque sería totalmente contradictorio con el sentido propio de la medicina que es sanar y no dañar. Con este proyecto no solo abandonamos a los ancianos y enfermos terminales, sino que además ofrecemos una alternativa para terminar con sus vidas. Yo creo que nos falta comprender que nos necesitamos mutuamente, que nadie sobra y que es mucho lo que podemos ofrecer cuando no hay nada más que hacer.
Para concluir la entrevista, Monseñor Fernando Chomali hizo un llamado a las universidades a estudiar sobre el tema y entre todos generar un mejor diálogo, “Una ley de eutanasia en una sociedad que abandona a los más necesitados no tiene sentido. Una libertad sin verdad nunca va a terminar en el bien”.
