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Padre Luis Roblero apoyará el servicio pastoral en Parroquia Universitaria y Centros de Cumplimiento Penitenciario

Publicado el: 6 Julio, 2023

El R.P. Luis Roblero Arriagada, perteneciente a la Compañía de Jesús, llegó a la Arquidiócesis de Concepción para apoyar el servicio pastoral en la Parroquia Universitaria Cristo Salvador del Mundo de Concepción, y además cumplirá la labor de Asesor de la Pastoral de Educación Superior y de Capellán de las Unidades Penales de la Región del Biobío y de la Dirección General de Gendarmería.  

Pronto cumplirá 23 años de sacerdocio y recuerda que tuvo la gracia de ser ordenado Diácono en la Basílica de Loyola en España. “Fue un regalo muy bonito, porque yo hice mis años pastorales en el país Vasco, en la provincia de Loyola (…) fue muy significativo”.  En 2001 retornó a Chile y el 10 de agosto de este año fue ordenado sacerdote en la Iglesia San Ignacio de Loyola, ubicada en Alonso de Ovalle, Santiago. 

Durante sus primeros años de sacerdocio tuvo la oportunidad de trabajar en Infocap, “que es un centro de formación de trabajadores. Fue una experiencia muy bonita, estuve 13 años y significó adentrarse en el mundo del trabajo”. 

Asegura que en ese tiempo vivió una experiencia “que era más propia de los años 70 y 80. El empleo precario, el salario que no alcanza para cubrir lo básico e indispensable. En esa época también estuvo toda la Iglesia que sale con Monseñor Goic hablando del salario digno. Fue una época bien movida en esa línea, todo el tema sindical (…) el mundo del empleo precario, el empleo informal, el empleo del trabajador y trabajadora pobre, el empleo femenino, el mundo de las mujeres que trabajan en casas particulares. Me tocó conocer mucho todo eso y fue muy interesante”

Fue así que incluso participó en la Comisión de Equidad de la Presidenta Michelle Bachelet: “Éramos dos curas en esa comisión, que trabajó durante todo un año en este tema. Esa comisión tuvo algo que ver con ese llamado de la Iglesia al salario digno”.

Su primer acercamiento al mundo carcelario fue en 2010, luego del incendio registrado en la Cárcel de San Miguel, donde murieron 81 personas. “Nos acercamos como Infocap a acompañar en el dolor y ahí se generaron vínculos muy fuertes con algunos coroneles de Gendarmería que estaban muy golpeados con esta tragedia. Y después de un par de meses o un poco más, empiezan a venir internos de la cárcel a estudiar al Infocap y ahí empezamos a adentrarnos como institución y como Compañía de Jesús”. 

“Comunicar la ternura de Dios”

En 2013, el Padre Luis asumió como Capellán Nacional de Gendarmería, servicio que dejó en diciembre de 2022, terminando “diez años de trabajo que te marcan mucho la vida. Es un lugar de dolor humano muy profundo, uno ve el abandono y el castigo tremendo como ensañamiento. Y, como muchas veces lo reflexionamos con los equipos pastorales tanto de Chile como de América, la vida de los encarcelados y de las encarceladas es una expresión de muchas otras cárceles que han estado presentes en sus vidas”. 

En ese sentido, recordó las palabras de un sacerdote de Paraguay, quien decía que “al final es una vida a la cual al nacer ya le preguntaron en qué cárcel quiere estar. Y finalmente toda la violencia delictual que hoy está en nuestros noticieros tiene que ver con violencias primeras que se ejercieron en esa vida”. 

No obstante, advierte que no se trata de justificar la violencia o no poner nuestra primera solidaridad con la víctima, sino que es reconocer que “más cárceles al estilo Bukele de El Salvador o más mano dura no van a solucionar el problema que está en la base, que es el abandono y el maltrato a tantas vidas humanas. Entonces estamos pasando por una época de un populismo punitivo muy delicado, porque aquí lo que tenemos que hacer es luchar con todas nuestras fuerzas por una sociedad justa, más inclusiva, más misericordiosa y más cariñosa con la vida humana”

En ese contexto, destacó que “estas periferias sociales, donde la vida tiene un valor muy bajo, nos interpelan como Iglesia. Entonces es muy bonito que nosotros como Iglesia estemos presentes ahí, donde nadie quiere estar nosotros estamos, es un regalo lindo que Dios nos manda a para estar presentes y llevar toda esa ternura de Dios a estos mundos de tanto dolor y tanta muerte”. 

Respecto al trabajo de la Iglesia en las cárceles de la región, comentó que “hay un grupo bonito de agentes pastorales”, destacando que se trata “de una presencia muy sencilla, sobria, delicada y muchas veces como invisible. Pero yo los admiro porque de verdad es una presencia tan del día a día, con calor, con lluvia, ahí están (…) llevan la ternura del amor de Dios a las cárceles y su misión tiene que ver con eso, con estar presentes, escuchar con cariño, llevar un sanguchito, hacer un círculo y rezar el Padre Nuestro. Es una presencia bien poco histriónica (…) No hay condena, no hay juicio, no hay una invitación a nada, es sólo estar, querer, estar, querer, y eso marca mucho la vida de la gente adentro”. 

En ese contexto, mencionó que muchas veces se trata de mujeres mayores, a las que los internos llaman “hermanitas” y “lo que llevan las hermanitas es la ternura de la mamá. Si la persona privada de libertad va a seguir delinquiendo o va a seguir siendo de otra Iglesia, uno dice bueno, problema de él, la misión nuestra es comunicar la ternura de Dios”

Parroquia Universitaria

Durante el tiempo que lleva en Concepción ha tenido la oportunidad de, a través del Hogar de Cristo, “salir al mundo de estas marginalidades tan dolorosas, como la cárcel, la calle”, también tuvo “una reunión en la Vicaría de Pastoral Social y me contaron un poco de la presencia de la Iglesia en todas estas periferias. Lo encontré una maravilla, precioso. Entonces, vengo con mucho entusiasmo, es una Iglesia viva, fuerte” y Concepción “es una ciudad viva también”. 

Además, Padre Luis Roblero afirmó que poder servir en la Parroquia Universitaria junto al Padre Víctor Álvarez es un privilegio y sostuvo que le entusiasma mucho, porque “los Jesuitas no tenemos mucha parroquia (…) no está en el imaginario la parroquia”. 

En ese contexto, relató que conoció el mundo parroquial “a través de mis amigos capellanes diocesanos de cárceles, y encontré que es una experiencia muy bonita de presencia eclesial de territorio. Entonces estaba con mucha inquietud de trabajar en una parroquia”.

Por este motivo “había hablado con mi superior Jesuita acerca de una parroquia que tenemos en Santiago, en un lugar muy conflictuado con la violencia de las pandillas y todo ese mundo. Entonces era como un espacio ideal que combinaba cárcel, parroquia, territorio. Estaba muy entusiasmado con eso, pero no, me mandaron para acá. Y el Padre Víctor me ha dicho que la Parroquia Universitaria no es una parroquia tradicional, pero bueno, algo te adentra en el mundo parroquial, así que encuentro que es un privilegio, una oportunidad”. 

Vocaciones: “Un termómetro de la santidad de la Iglesia”

Respecto al trabajo con jóvenes comentó que si bien “el mundo de los chiquillos es un mundo que yo ya dejé hace mucho tiempo (…) hay un trabajo muy bonito que se hace en la Parroquia Universitaria”, por lo que pese al sacrificio que pueda significar acompañarlos en misiones e incluso dormir en un colchón en el suelo “hay que echarle para adelante no más”. 

Al hablar de jóvenes, es necesario tocar el tema de las vocaciones y para el Padre Luis, éstas “son un termómetro de la santidad de la Iglesia, un termómetro directo” y agrega que si bien “podremos responsabilizar a la sociedad secularizada y a mil cosas, la vida florece en lugares que son propicios para la vida. Entonces eso puede ser doloroso, pero yo creo que los chiquillos o las vocaciones van a volver a nuestra Iglesia si es que somos capaces verdaderamente de hacer un camino de conversión profunda”. 

“Hay muchos lugares donde tenemos que seguir transformando nuestra vida, nuestra historia, nuestras relaciones. Todo lo que salió en la Asamblea Eclesial, todo el tema del clericalismo, el machismo, el manejo del poder, el tema de la autoridad, la presencia de la mujer, de los laicos, la presencia de nuestros curas, que es vital. Entonces yo creo que hay un camino que se está haciendo como Iglesia, que es un camino bien notable. La Asamblea Eclesial fue muy notable, al igual que los informes diocesanos, y yo diría que si seguimos caminando en la dirección en la cual vamos, si seguimos caminando a una Iglesia como Dios la sueña para nosotros, yo creo que van a volver las vocaciones al tiro”, enfatizó. 

En ese sentido, sostuvo que si bien son necesarias las pastorales vocacionales, “la Pastoral Vocacional más efectiva es que cada uno de nosotros, particularmente los sacerdotes, hagamos o sigamos caminando en este camino de conversión y de santidad. Y la santidad tiene que ver con un modo de estar en el mundo, a imagen de la presencia de Dios: con bondad, misericordia, amor por la justicia, amor por la dignidad del ser humano. Es un desafío. Y bueno, el Papa Francisco nos mueve mucho como Iglesia, ha sido un pontificado muy lindo, muy exigente en términos de reconvertirnos”.

“Veo con mucha ilusión el cómo vamos caminando o hacia dónde vamos caminando. Por supuesto falta muchísimo, pero creo que Dios está muy presente y tenemos que ser buenos colaboradores en este impulso que Dios está dando”, destacó. 

El Padre Luis señaló que los jóvenes se sienten motivados “cuando ven espacios de vida,  cuando hay desafíos lindos y hay cosas grandes que hacer. Si nos ven encerrados en un templo o con relaciones con el entorno y el prójimo que no son evangélicas, toman distancia al tiro. Y está bien que así sea. Si nos ven involucrados en la vida del Pueblo de Dios y con un modo de estar bonito en el mundo, yo creo que van a volver al tiro las vocaciones”. 

Finalmente, manifestó su alegría de estar en Concepción y su disposición a poner su “granito de arena humildemente”, citando a San Alberto Hurtado: “Contento Señor, contento”. 

 

© Arzobispado de Concepción