El padre Samuel Jara O.S.A. tomó posesión como párroco de la Parroquia San Agustín en una Eucaristía que fue presidida por el arzobispo de Concepción, monseñor Sergio Pérez de Arce SS.CC., la mañana de este martes 16 de julio, Solemnidad de Nuestra Señora del Carmen, Reina y Madre de Chile, Patrona y Generala jurada de las Fuerzas Armadas y de Orden.
En su homilía, monseñor Pérez de Arce afirmó que “nuestra fe y nuestra vida cristiana es como una boda, porque Dios hace una alianza con nosotros, se compromete profundamente con nosotros, nos ama entrañablemente y nos regala constantemente su ternura, su presencia en nuestra vida”. En ese contexto, señaló que Dios nunca se aleja de nosotros, sino que somos nosotros los que muchas veces no respondemos a su amor con fidelidad.
Haciendo alusión al Evangelio según san Juan 2,1-11, en que se relata el milagro en las Bodas de Caná, invitó a que nos preguntemos qué vino nos falta en nuestra relación con Dios y en nuestra vida cristiana y dijo que “nos falta el vino de la alegría y el vino de la esperanza cuando tenemos una fe un poquito apagada, que no nos llena el corazón de gozo. Otras veces nos falta el vino del amor, el vino de poner en práctica nuestra fe, el vino del compromiso, de la valentía, del servicio, que son elementos esenciales de nuestra fe. Otras veces nos falta el vino de la oración, de buscar constantemente esa unión con Dios”.
El arzobispo advirtió que puede ocurrir que nos quedemos con las tinajas, “con las cáscaras de la fe, en las cosas de encimita, sin ir a los valores más profundos. Entonces tenemos que pedirle al Señor que nosotros podamos realmente entrar en la profundidad de nuestra fe y no quedarnos en la superficie. Y se lo vamos a pedir al Señor, de la mano de la Virgen”.
“La Virgen nos dice miren a Jesús y hagan todo lo que Él les diga, vivan de su Palabra, pongan en el centro su Evangelio. Y así el vino de la fe, el vino de la esperanza y el vino del amor podrán animar nuestra vida y animar nuestro compromiso con el Señor y con los demás”, enfatizó.
Asimismo, monseñor Sergio Pérez de Arce SS.CC. exhortó a preguntarse qué vino nos falta en nuestra patria y señaló que nos falta el vino de la paz y de la sana convivencia, también el vino de una buena política, como búsqueda del bien común, y el vino de la rectitud, de la coherencia de vida. Ante esto llamó a pedir este vino a Jesús, “Él es el Mesías que convierte el agua en vino, y de la mano de la Virgen que nos dice hagan todo lo que Él les diga”.
“Hoy asume el padre Samuel como nuevo párroco, él ya estaba aquí como administrador parroquial, pero faltaba este acto más formal y gracias a Dios la Orden de San Agustín lo deja aquí para el servicio de esta comunidad. Yo quisiera agradecerle al padre Samuel por su servicio y su ministerio y decirle que lo que tiene que hacer un párroco, entre muchas cosas, es sobre todo mostrar el camino de Jesús y ayudar a que la comunidad entera, la comunidad parroquial y la vida de esta Iglesia, acá en el centro de la ciudad, muestre a Jesús y muestre el camino del Evangelio, que no nos quedemos con la cáscara, que no nos quedemos con las tinajas, porque a veces en la vida de fe, en la vida de las parroquias nos quedamos con las cáscaras, con algunas pocas devociones, pero que no hacen que nos encontremos con Jesús y su Evangelio. La Iglesia tiene que ayudarnos a encontrarnos con Jesús y su Evangelio para vivir una vida nueva, para encontrarnos con la vida en abundancia que el Señor nos da y ser hombres y mujeres nuevos, nuevas”, destacó.
En ese sentido, dijo al padre Samuel: “Ayuda a esta comunidad a que no nos quedemos con la cáscara y podamos profundizar verdaderamente nuestra fe en el Señor. Acoge especialmente a los más pequeños, a los más pobres, a los vulnerables, que todas las personas que llegan aquí puedan encontrar un espacio de oración, un espacio de Dios y que puedan encontrarse con Jesús y la Virgen”.
Luego de la homilía, el arzobispo de Concepción se dirigió junto al padre Samuel a la puerta de la Parroquia San Agustín, donde le hizo entrega de las llaves. Después le entregó el bautisterio y posteriormente se dirigieron al confesionario, donde le hizo entrega de la sede penitencial.
Posteriormente ingresaron a la capilla de la reserva eucarística, donde monseñor Pérez de Arce le entregó las llaves del sagrario. Tras un momento de adoración al Santísimo, el arzobispo invitó al nuevo párroco a sentarse en la sede presidencial del templo y luego el padre Samuel se revistió con la casulla sacerdotal y ambos se dirigieron al Altar.
El padre Samuel Jara O.S.A. relató que cuando su madre lo estaba esperando, el médico le dijo que su hijo no iba a nacer. Tras recibir la noticia, con dolor en su corazón, ella entró a la Parroquia San Agustín y dirigiéndose al Señor “ella le ofreció mi vida y desde ahí comienza una historia muy linda de amor con el Señor y en el seno de mi familia, en mi hogar”.
“Por lo tanto, el día de hoy, agradecerle al Señor esta oportunidad de acompañarlos y caminar junto con ustedes en este desafío, que decía monseñor en su homilía, de poder mostrar a Jesucristo, pero también aprender del Cristo que ustedes me muestren y me enseñen. Creo que es una experiencia siempre de enriquecimiento mutuo, la fe de Dios está en cada uno de nuestros corazones esperando siempre brotar y brillar cada día más. Nada más que dar las gracias a Dios por esta nueva oportunidad de poder estar en esta comunidad, agradecer a nuestra comunidad también de Santa Mónica de Agüita de la Perdiz y, por supuesto, pedirle a Dios que siga bendiciendo a cada uno de ustedes”, destacó.
Al término de la Santa Misa, el arzobispo de la Santísima Concepción bendijo a la Cofradía de la Virgen del Carmen y los escapularios que luego fueron entregados a los presentes.
Además, monseñor Pérez de Arce hizo entrega de escapularios a representantes de las Fuerzas Armadas y de Orden.
