A pesar de la lluvia, miles de personas han llegado hasta Yumbel para participar en la Festividad de San Sebastián, desde las cero horas de este miércoles 20 de marzo, bajo el lema “Anunciar a Jesucristo caminando juntos”.
Debido a las condiciones del tiempo, las misas se han celebrado en el templo parroquial y el Administrador Diocesano de Concepción, Monseñor Bernardo Álvarez, presidió la de las 10:30 horas, destacando el testimonio de los fieles “que han hecho grandes esfuerzos para llegar al Santuario, en esta jornada de fuerte lluvia”: “Es admirable ese caminar peregrino, que de algún modo manifiesta el amor a Dios, a la Iglesia y el amor y la devoción a San Sebastián”.
En su homilía, hizo alusión a la declaración pública emitida por las confesiones religiosas presentes en nuestro país, donde llaman a construir un acuerdo nacional que permita mirar con verdad el Chile de hoy. En ese contexto, invitó a los fieles a orar por los líderes de nuestra nación para que puedan trabajar juntos en este acuerdo y se aboquen a resolver los grandes problemas que afectan al país. Sin embargo, enfatizó que no es sólo tarea de las autoridades, sino de todos nosotros.
Monseñor Bernardo sostuvo que “desde la fe y las consecuencias propias de la fe en la vida cristiana nosotros también podemos, desde nuestros propios lugares, trabajar por un Chile mejor, por un nuevo mundo, por una nueva creación. Todos y cada uno de ustedes tiene un gran tesoro que entregar a la Iglesia, pero especialmente a Chile y a nuestra sociedad en el tiempo actual. Por lo tanto, los invito a no guardarse ese tesoro de fe, ese tesoro de grandes valores y aspiraciones del corazón humano y que lo pongamos todo al servicio de los demás”.
En ese contexto, el Administrador Diocesano de Concepción relató su conversación con una mujer que peregrinó desde Valdivia, quien le dijo que “aunque esté lloviendo, igual hay que venir a Yumbel” y destacó que “de esto estoy hablando, de estos corazones, de este tesoro. Es maravillosa, sin duda, la fe de cada uno de ustedes, la fe que Dios también les ha regalado, porque la fe es justamente esa capacidad de creer, esa capacidad que excede los cálculos meramente humanos, que no se ajusta a las lógicas de este mundo, que sale de la lógica meramente humana”.
Asimismo, valoró la espiritualidad popular y señaló enfáticamente que “esta fe que ustedes viven le da un color especial a la Iglesia, a la vida comunitaria y a toda la sociedad”. En ese sentido, sostuvo que la Piedad Popular es sal y luz de este mundo, una fe que da sabor, que ilumina las vidas y se abre a la perspectiva de lo heróico: “Jesús llama a vivir una espiritualidad heórica, una vida que aspira a la virtud como posibilidad de amar, de entregarse ofreciendo y donando lo mejor de sí, como sabemos que ustedes hacen cada día”.
Finalmente, haciendo eco del llamado del Papa Francisco, les dejó una tarea a los peregrinos: Vivir un año más dedicado a la oración. Para lo cual los invitó a recuperar el deseo de estar en la presencia de Dios, escucharlo y adorarlo.
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