Con alegría y profunda devoción se realizó la Procesión Eucarística por los Servidores del Altar en la comuna de Yumbel, la mañana del sábado 10 de diciembre.
La procesión fue organizada por la Vicaría para el Servicio de la Niñez (VPSeN) en conjunto con la Coordinación de Acólitos del Arzobispado de Concepción. Después de tres años se pudo retomar esta actividad que estuvo suspendida, debido a la crisis sanitaria.
“Queremos retomar esta linda peregrinación”, señaló Danilo Silva, Coordinador de Acólitos, porque “es un momento muy bonito donde los niños se motivan y se reencuentran con el Señor y donde ven que todos sus hermanos los acompañan”.
La Delegada Episcopal para el Servicio de la Niñez, Fernanda Lara, explicó que la actividad fue “para darle término al año pastoral del trabajo de acólitos”. Y añadió que “fue una instancia muy enriquecedora para nosotros, donde incluso niños de otras nacionalidades se reunieron y se encontraron en torno a Cristo”.
Por su parte, el Padre Pedro Gómez, Asesor de los Servidores del Altar, contó que la motivación de esta procesión “es poder hacer un signo que motive a los acólitos para fomentar su compromiso de servicio en el Altar, que es a lo que han sido llamados”. Y dijo estar “muy contento de poder participar nuevamente de esta celebración”.
La procesión comenzó en el Parque Santa Lucía y finalizó en el Santuario San Sebastián de Yumbel. Durante el recorrido, quienes participaron pudieron “mostrar al pueblo a San Tarsicio, Santo Patrono de los Acólitos, y la gente de la ciudad de Yumbel pudo acompañar desde la puerta de su casa, miraban por la ventana e incluso también preguntaban en el mismo santuario de quien trataba esta imagen tan bonita”, relató la Delegada Episcopal.
Los niños agradecieron esta oportunidad, donde compartieron, adoraron al Señor e incluso tuvieron tiempo de jugar. Sebastián Neira, acólito de la Capilla Santísima Trinidad de Concepción, manifestó que “esta experiencia fue bonita” y que le “gustó mucho la procesión y escoltar al Señor. Es algo maravilloso, porque nos dice cuál es la labor que estamos llevando nosotros como acólitos y como lo hizo San Tarsicio en su tiempo”.
La actividad culminó con una Misa presidida por el Padre José Luis Roldán en la Parroquia San Sebastián, donde se entregó el signo de la Cruz a los acólitos que asistieron. En la celebración eucarística también participó la comunidad con las velas encendidas, “que representan la luz de Cristo para todos los niños y niñas que deciden seguir a Cristo y acompañarlo con su servicio al Altar”, explicó Fernanda Lara.
