Compartimos la columna escrita por el Administrador Diocesano de Concepción, Monseñor Bernardo Álvarez, publicada el sábado 17 de febrero en Diario La Estrella de Concepción, en que nos invita a aprovechar este tiempo para revisar nuestra vida. Puedes leerla a continuación:
Toda realidad sometida al desgaste y las exigencias del tiempo requiere de necesarios tiempos de revisión: desde el necesario chequeo anual de salud con exámenes básicos para identificar o anticiparse a posibles enfermedades, hasta la mantención de nuestros hogares en verano para prepararse al invierno, entre tantas otras realidades. También nuestra vida espiritual requiere de tiempos para revisarnos interiormente: revisar el sentido de nuestra vida; revisar nuestras relaciones familiares, de amistad e interpersonales; para los creyentes revisar nuestra relación con Dios, con la comunidad, con quienes compartimos los sueños por la misión; revisar si estamos viviendo de acuerdo a los principios o valores que verdaderamente apreciamos o hemos heredado de nuestros mayores; revisar si nos dejamos llevar por el mínimo esfuerzo que nos deja instalados en la mediocridad, o por el máximo esfuerzo, que alimenta el egoísmo o la soberbia; luego de una buena revisión se requiere un proceso de ajuste o mantención.
El día 14 de febrero recién pasado hemos celebrado el Miércoles de Ceniza, un día de penitencia que nos invita a entrar en un tiempo especial llamado Cuaresma, cuarenta días de preparación espiritual para vivir con fruto la próxima Semana Santa 2024. El Evangelio que se escuchaba en toda la Iglesia en el mundo nos colocaba frente a Jesús como Maestro. En una breve sección del conocido Sermón de la Montaña de San Mateo, Jesús toca tres prácticas habituales de la cultura religiosa de su tiempo: la limosna, la oración y el ayuno. Inicia su enseñanza con un énfasis que da sentido a las prácticas ya conocidas: “Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo”, es decir, llama a revisar las profundas motivaciones incluso de las prácticas religiosas.
Nuestro país sufre días complejos que requieren de una profunda revisión. Quienes ocupan posiciones de liderazgo, probablemente muy competentes en sus áreas de desempeño, echan en falta vivir procesos de revisión sobre todo por la falta de sentido de realidad con el Chile de hoy, entrar en comunión sincera con el ciudadano de a pie. El Papa Francisco ha invitado a vivir una Cuaresma de manera concreta, cultivando una mirada de fe que quiere ver la realidad. Dios se revela a Moisés en el desierto como Aquél que ve y escucha el clamor de su pueblo (Ex 3, 7-8). En todo tiempo existe un clamor que sube hasta Dios, por esto el Papa propone unas preguntas que orientan, el clamor de los que sufren hoy: ¿Llega también a nosotros? ¿Nos sacude? ¿Nos conmueve?
Aprovechemos estos días para revisar nuestra vida.
