“12 desafíos pastorales de la Asamblea eclesial de Latinoamérica y el Caribe”

Haciendo alusión a la reciente presentación en el mes de noviembre del 2021 de los “12 desafíos pastorales de la Asamblea eclesial de Latinoamérica y el Caribe” que son:

  1. Reconocer y valorar el protagonismo de los jóvenes en la comunidad eclesial y en la sociedad como agentes de transformación.
  2. Acompañar a las víctimas de las injusticias sociales y eclesiales con procesos de reconocimiento y reparación.
  3. Impulsar la participación de las mujeres en los ministerios, las instancias de gobierno, de discernimiento y decisión eclesial.
  4. Promover y defender la dignidad de la vida y de la persona humana desde su concepción hasta la muerte natural.
  5. Incrementar la formación en la sinodalidad para erradicar el clericalismo.
  6. Promover la participación de los laicos en espacios de transformación cultural, político, social y eclesial.
  7. Escuchar el clamor de los pobres, excluidos y descartados.
  8. Reformar los itinerarios formativos de los seminarios incluyendo temáticas como ecología integral, pueblos originarios, inculturación e interculturalidad y pensamiento social de la Iglesia.
  9. Renovar, a la luz de la Palabra de Dios y el Vaticano II, nuestro concepto y experiencia de Iglesia Pueblo de Dios, en comunión con la riqueza de su ministerialidad, que evite el clericalismo y favorezca la conversión pastoral.
  10. Reafirmar y dar prioridad a una ecología integral en nuestras comunidades, a partir de los cuatro sueños de la Querida Amazonía.
  11. Propiciar el encuentro personal con Jesucristo encarnado en la realidad del continente.
  12. Acompañar a los pueblos originarios y afrodescendientes en la defensa de la vida, la tierra y las culturas.

Quisiéramos abordar el primer punto que nos atañe directamente y que además en paralelo se relaciona con el informe de resultados que nuestra Iglesia Chilena ha entregado respecto al discernimiento eclesial del 2019.

RECONOCER Y VALORAR EL PROTAGONISMO DE LOS JÓVENES EN LA COMUNIDAD ECLESIAL Y EN LA SOCIEDAD COMO AGENTES DE TRANSFORMACIÓN.

No hace mucho nos hablaba el Papa Francisco en su Exhortación Apostólica post-sinodal dedicada a los jóvenes “Christus vivit”, de la importancia de los jóvenes para la acción de Dios, donde fueron muchos los jóvenes en los que se manifestó el Señor para expresar su voluntad y hablarle a su pueblo. Es el caso de la elección del rey David en su juventud quien cuidaba ovejas, Salomón cuando tuvo que suceder a su padre y buscó la sabiduría del Señor, cuando el Señor llama a Samuel en sueños y Samuel confunde la voz de Dios con la de su padre Elí porque Dios le habló como un verdadero padre y tantos otros como la misma María madre de Jesús, que siendo una joven le dió su sí al proyecto de Dios sin titubear. Todos estos ejemplos dan muestra del amor y predilección que tiene nuestro Dios por los jóvenes, viendo en ellos el potencial para no abandonar los sueños y la lucha por buscar un mundo mejor, empoderado de su entusiasmo de libertad y búsqueda de nuevos horizontes, sin miedo a enfrentar los grandes desafíos. Todo ello si lo hacemos al modo de Jesús, caminando como un jóven peregrino junto a su familia y en comunidad sin apartarse de los asuntos de su Padre (cf. Lc 2,49), en el mismo evangelio de Lucas  el término griego utilizado para la caravana de peregrino “ synodia”, indica precisamente esta “comunidad en camino” de la que forma parte la sagrada familia y el joven Jesús que crecía en gracia y sabiduría (cf. Lc 2,52), donde  junto a sus padres, se mueve libremente y aprende a caminar con todos los demás.

El Papa Francisco nos invita a buscar una Iglesia con los jóvenes, que los integre y se deje renovar, se deje encantar, para volver siempre a su primer amor, para no estancarse en viejos esquemas, y para que dejemos la seguridad de los bienes de los que se había acostumbrado el joven rico y podamos ver la mirada amorosa del Señor (cf. Mc 10,21) en búsqueda siempre de un lenguaje de permanente novedad.

El documento de aparecida N°363 observa que “La santidad ha de consistir, no tanto en el esfuerzo obsesivo por carecer de faltas, sino en un seguimiento radical de Jesús” y Octavio Paz (Poeta, escritor, y ensayista Mexicano) – Para que pueda ser he de ser otro, salir de mí, buscarme entre los otros, los otros que no son si yo no existo, los otros que me dan plena existencia.

Para reconocernos, previamente como Iglesia debemos hacer el ejercicio de conocernos y vincularnos como comunidad y así también con nuestros jóvenes,  debemos darnos la tarea de ser cercanos, afectivos y a la vez integradores con todos, pero especialmente con ellos, pues no tan sólo son el futuro de la Iglesia, sino el presente. Hoy  debemos entender que cada persona es necesaria.  A gritos los jóvenes nos están mostrando que su alejada participación tiene muchas variables, pero tristemente nos están manifestando que la Iglesia no está siendo indispensable para su vida, por esta razón tenemos que partir por trabajar en validarlos en el importante rol que cumplen dentro de nuestra sociedad como en la misma Iglesia. Ahora bien ¿cómo hacer protagonistas a los jóvenes? Si habláramos en la jerga teatral, podríamos decir que los jóvenes son indispensables en cada escena y en cada acción, si hablamos de nuestra Iglesia indiscutidamente también. Ahora bien, decirlo no es lo mismo que concretarlo. Queridos hermanos, comencemos este nuevo año poniendo nuestro corazón en todas nuestras acciones, en especial con esta invitación de revivir, reanimar y renovar nuestro compromiso fraterno como el gran Pueblo de Dios que estamos llamados a ser. Hagamos de este nuevo año un símbolo de nuestra dedicación a reconstruir confianzas y de hacer parte a todos aquellos que por tanto tiempo se han sentido lejos. Demos protagonismo y escucha a los jóvenes, ellos no sólo están para seguir nuestras indicaciones de adultos, sino para aportar en unidad y solidaridad. Seamos aplicados y realicemos la tarea bien hecha, acerquémonos a los jóvenes que conocemos y escuchemos sus sueños, acompañándolos para que estos se realicen; con quienes no conocemos o están alejados, demos el primer paso, busquemos al modo de Jesús, con amor y dedicación su amistad, tendiendo puentes de concordia y fraternidad.

 

 

 

 

Fuente:

https://www.vaticannews.va/es/iglesia/news/2021-11/desafios-asamblea-eclesial-de-america-latina-y-caribe.html

https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20190325_christus-vivit.html

 

Publicado el: 17 Enero, 2022
© Arzobispado de Concepción