En el marco del pasado Mes de la Solidaridad, y de la mano del legado de San Alberto Hurtado y su constante lucha por dar justicia a la vida de niños y niñas, la Vicaría Pastoral para el Servicio de la Niñez (VPSEN) del Arzobispado de Concepción realizó el fondo solidario «Buen Samaritano».
El objetivo de la iniciativa fue aportar en la compra de alimentos orientados en desayunos para niñas y niños que participan de actividades dentro de las comunidades parroquiales y que se encuentren en situación de vulnerabilidad debido al contexto de pandemia.
En este contexto, durante los primeros días de septiembre comenzó la primera etapa de entrega de estos aportes a las parroquias del decanato de Arauco, en la que los agentes pastorales organizaron y entregaron las cajas solidarias. En el caso de la Parroquia San José de Curanilahue la actividad solidaria fue realizada por los niños de Infancia Misionera junto con sus padres y asesores, la hermana Rosa Agudelo, directora de Obras Misionales Pontificias señaló que: “Fue lindo sacar un rostro de alegría y sonrisa de los niños y niñas que necesitan la ayuda y cooperación del prójimo”.
En el marco del pasado Mes de la Solidaridad, y de la mano del legado de San Alberto Hurtado y su constante lucha por dar justicia a la vida de niños y niñas, la Vicaría Pastoral para el Servicio de la Niñez (VPSEN) del Arzobispado de Concepción realizó el fondo solidario «Buen Samaritano».
El objetivo de la iniciativa fue aportar en la compra de alimentos orientados en desayunos para niñas y niños que participan de actividades dentro de las comunidades parroquiales y que se encuentren en situación de vulnerabilidad debido al contexto de pandemia.
En este contexto, durante los primeros días de septiembre comenzó la primera etapa de entrega de estos aportes a las parroquias del decanato de Arauco, en la que los agentes pastorales organizaron y entregaron las cajas solidarias. En el caso de la Parroquia San José de Curanilahue la actividad solidaria fue realizada por los niños de Infancia Misionera junto con sus padres y asesores, la hermana Rosa Agudelo, directora de Obras Misionales Pontificias señaló que: “Fue lindo sacar un rostro de alegría y sonrisa de los niños y niñas que necesitan la ayuda y cooperación del prójimo”.
