Activo hace 10 años, el comedor fraterno de Curanilahue, de la Parroquia San José, entrega almuerzos a 60 personas que en su mayoría están en situación de calle, por consumo de drogas y alcohol, aunque también se ven beneficiados por esta labor los adultos mayores de la comuna y personas que lamentablemente han perdido sus trabajos.
Así relata Teresita de Jesús Pino, encargada del Comedor Parroquial de Curanilahue, donde trabajan sábados y domingos, manteniendo su espíritu solidario a través de sus socios y de donaciones gestionadas por la misma comunidad parroquial, explicó que “en mayo con una cruz solidaria y este mes en honor a Padre Hurtado y el mes de la solidaridad, hicimos una colecta con la que pudimos recolectar insumos y víveres para el comedor y las canastas familiares que entregamos los miércoles”.
En estos tiempos de pandemia optaron, al igual que en otros comedores de la Arquidiócesis, por la entrega de los almuerzos para ser retirados. Además de que tuvieron que ampliar su equipo de voluntarios ya que antes la mayoría de las personas que ayudaban en el comedor eran personas de tercera edad.
“Estamos funcionando con todos los resguardos y medidas sanitarias, tanto para nosotros como para las personas que vienen a retirar sus almuerzos, también cooperamos con las familias de dos circos que están en el pueblo así que ha sido bien provechoso este tiempo. Es difícil seguir un comedor en estos tiempos que los recursos no están pero siempre hay una persona que quiere ayudar. En ese sentido las redes sociales han sido fundamentales porque hacemos grupos y nos coordinamos para que cada uno se encargue de un tipo de donación”, cuenta Teresita Pino.