Durante el mes de junio, la Iglesia Católica venera de forma especial al Sagrado Corazón de Jesús. Se trata de una devoción, que si bien ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, fue propagada por Santa Margarita María de Alacoque.
Fue en 1673 que Jesús se le apareció en varias ocasiones a esta religiosa de la Orden de la Visitación y le reveló “todas las maravillas de su amor y los secretos inexplicables de su Corazón Sagrado”.
Santa Margarita relató que le hizo ver que “el ardiente deseo que tenía de ser amado por los hombres y apartarlos del camino de la perdición, en el que los precipita Satanás en gran número, le había hecho formar el designio de manifestar su Corazón a los hombres, con todos los tesoros de amor, de misericordia, de gracias, de santificación y de salvación que contiene”.
La santa vio el Corazón de Jesús rodeado de llamas de amor, coronado de espinas, de su interior salía una cruz y tenía una herida abierta de la cual brotaba sangre.
El Señor le dijo: “Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud, aún en el mismo sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi corazón más desgarradamente es que estos insultos los recibo de personas consagradas especialmente a mi servicio”.
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús se caracteriza por dos actos esenciales: amor, por lo mucho que Él nos ama, y reparación por los desprecios e injurias que recibe sobre todo en la Sagrada Eucaristía.
Fue así que Jesús pidió que se instituyera una fiesta para honrar su Sagrado Corazón y reparar -mediante la oración- las ofensas que recibe. Además, hizo una gran promesa de perdón a quienes se acerquen dignamente a la Eucaristía los nueve primeros viernes de cada mes: “Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso concederá a todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos la gracia final de la penitencia; no morirán en pecado ni sin recibir los sacramentos, y mi divino Corazón les será asilo seguro en aquel último momento”.
Otro de los actos de reparación hacia el Sagrado Corazón es una hora de adoración los jueves, en memoria de su agonía en el Getsemaní.
Estas son las principales promesas hechas por el Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque:
Durante el mes de junio, la Iglesia Católica venera de forma especial al Sagrado Corazón de Jesús. Se trata de una devoción, que si bien ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, fue propagada por Santa Margarita María de Alacoque.
Fue en 1673 que Jesús se le apareció en varias ocasiones a esta religiosa de la Orden de la Visitación y le reveló “todas las maravillas de su amor y los secretos inexplicables de su Corazón Sagrado”.
Santa Margarita relató que le hizo ver que “el ardiente deseo que tenía de ser amado por los hombres y apartarlos del camino de la perdición, en el que los precipita Satanás en gran número, le había hecho formar el designio de manifestar su Corazón a los hombres, con todos los tesoros de amor, de misericordia, de gracias, de santificación y de salvación que contiene”.
La santa vio el Corazón de Jesús rodeado de llamas de amor, coronado de espinas, de su interior salía una cruz y tenía una herida abierta de la cual brotaba sangre.
El Señor le dijo: “Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud, aún en el mismo sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi corazón más desgarradamente es que estos insultos los recibo de personas consagradas especialmente a mi servicio”.
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús se caracteriza por dos actos esenciales: amor, por lo mucho que Él nos ama, y reparación por los desprecios e injurias que recibe sobre todo en la Sagrada Eucaristía.
Fue así que Jesús pidió que se instituyera una fiesta para honrar su Sagrado Corazón y reparar -mediante la oración- las ofensas que recibe. Además, hizo una gran promesa de perdón a quienes se acerquen dignamente a la Eucaristía los nueve primeros viernes de cada mes: “Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso concederá a todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos la gracia final de la penitencia; no morirán en pecado ni sin recibir los sacramentos, y mi divino Corazón les será asilo seguro en aquel último momento”.
Otro de los actos de reparación hacia el Sagrado Corazón es una hora de adoración los jueves, en memoria de su agonía en el Getsemaní.
Estas son las principales promesas hechas por el Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque: