Monseñor Chomali en Misa del Buen Pastor: Orar por las vocaciones es una obligación ética y religiosa

Más Iglesia Arquidiocesana

Publicado el: 30 abril, 2023

El Arzobispo de Concepción, Monseñor Fernando Chomali, presidió la Misa del Buen Pastor la mañana de este domingo 30 de abril en el templo Catedral, organizada por la Pastoral Vocacional de la Arquidiócesis.

En esta Eucaristía se pidió por las vocaciones sacerdotales, religiosas y matrimoniales, y también por los Obispos Auxiliares, Monseñor Bernardo Álvarez y Monseñor Oscar García, en su primer aniversario episcopal.

En su homilía, Monseñor Chomali afirmó que siempre le preguntan cómo descubrió su vocación y sostuvo que “hay un misterio, que es un llamado de Dios, porque Dios conduce nuestros pasos, Dios nos conoce, nos ama y quiere lo mejor para nosotros y es ahí donde se produce este encuentro maravilloso entre la gracia de Dios y la libertad del hombre”.

En ese contexto, relató que cuando era estudiante de Ingeniería en la Universidad de Chile, uno de sus compañeros “desapareció” y tiempo después se enteró de que había entrado al seminario, ante lo que se preguntó: “¿Y por qué yo no?”. Fue así que comenzó “este camino de búsqueda para poder vivir una experiencia sacerdotal”. Conversó con un sacerdote que lo encontró “inmaduro para entrar al Seminario”, por lo que prosiguió con sus estudios y tras titularse continuó pensando que su vocación era el sacerdocio.

El Arzobispo de Concepción contó que un día decidió ponerse en manos de la Iglesia para que lo ayudaran a discernir su vocación y luego de varios test, el 11 de enero de 1984 le dijeron que si bien consideraban que tenía vocación, no lo aceptaban por ser tartamudo. “Yo era muy tartamudo, yo no podía hablar de lo tartamudo que era”, sin embargo, el Obispo Auxiliar de esa época, Monseñor Sergio Valech, dijo ““que entre no más y ahí vemos”. Y yo entré el 4 de marzo de 1984 al Seminario (…) y pasó algo increíble: Se me pasó la tartamudez. Nadie puede decir que yo soy tartamudo si yo no lo cuento y yo me impresiono de las dificultades que tenía para hablar. (…) Y ahí descubrí una cosa: la primera obligación que tiene un ser humano es buscar su vocación, es ahí donde el ser humano encuentra paz”.

“Llevo 32 años de sacerdocio y si tuviese que empezar de nuevo haría exactamente lo mismo, por una razón muy sencilla: Porque es mi vocación. Y porque Dios tuvo la gracia de perseverar conmigo y yo tuve la gracia de obedecer”, enfatizó,

Respecto a la actual falta de vocaciones, afirmó que los católicos quieren y exigen sacerdotes, pero no quieren que surjan de sus familias. En ese sentido, recordó que en su caso en vez de felicitarlo se enojaban con él y consideraban “que estaba perdiendo el tiempo siendo seminarista y sacerdote”.

“Creo, y lo digo con mucha convicción, no hay actividad, vocación más importante que anunciar el Evangelio. No existe. ¿Por qué? Porque el Evangelio es la única instancia que tenemos hoy para saber quienes somos: hijos de Dios, amados por Él. La única instancia que nos dice qué debemos hacer: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo, cumplir los mandamientos y servir al prójimo. Y la única instancia que nos da una respuesta contundente frente al misterio de la muerte”, destacó.

Monseñor Fernando Chomali manifestó lo hermosa que es la figura del Pastor, “que no es alguien apabullante, el pastor no es alguien que se quiere imponer sobre los demás, el pastor es alguien que acompaña, como acompañó Jesús a los discípulos de Emaús, explicándoles las Escrituras, el pastor tiene infinita paciencia, el pastor va a buscar a la oveja perdida, el pastor es la puerta por la cual nosotros encontraremos vida eterna y vida en abundancia”.

Además, indicó que “hoy día tenemos que hacer un gran esfuerzo por promover las vocaciones sacerdotales. Es un camino difícil, por cierto (…) pero hay un horizonte inquebrantable, es el horizonte de un llamado de Dios tremendamente persistente y hermoso, que le da un profundo sentido a nuestra vida. Por eso yo los invito a que cada uno de nosotros, en primer lugar, demos testimonio de vida cristiana, que se nos note que creemos firmemente en Dios. Y en segundo lugar, que nos atrevamos, porque no es una decisión nuestra, es un llamado de Dios tremendamente profundo y eficaz, que se requiere un ambiente para que sea escuchado y ese ambiente lo tenemos que promover cada uno de nosotros en la Iglesia”.

Finalmente, el Arzobispo de Concepción fue enfático en señalar que no es opcional orar por las vocaciones, sino que “es una obligación ética y religiosa, porque qué sería del mundo si no estuviésemos nosotros -hombres débiles, con virtudes y defectos como cualquiera- anunciando lo más preciado que es el Evangelio”.

En el momento de la presentación de las ofrendas, fueron llevados ante el Altar un Rosario y la oración por las vocaciones:

Dios, Padre y Pastor de todos los hombres, Tú quieres que no falten hoy día, hombres y mujeres de fe, que consagren sus vidas al servicio del Evangelio y al cuidado de la Iglesia.

Haz que tu Espíritu Santo ilumine los corazones, y fortalezca las voluntades de tus fieles, para que, acogiendo tu llamado, lleguen a ser los Sacerdotes y Diáconos, Religiosos, Religiosas y Consagrados que tu Pueblo necesita.

La cosecha es abundante, y los operarios pocos. Envía, Señor, operarios a tu mies.

Amén

 

Más Iglesia Arquidiocesana