El próximo martes 3 de agosto se llevará a cabo el Juramento de Fidelidad de los nuevos delegados Episcopales de la Vicaría Pastoral de Juventud, Milton Gioia y Fanny Salazar.
Resulta importante mencionar que el cambio de vicario a delegados se produjo tras un proceso de discernimiento junto al Consejo de Gobierno y el Arzobispo de Concepción, Monseñor Fernando Chomali. Esto, se concreta luego de que el Pbro. Víctor Álvarez cumpliera dos periodos como vicario Episcopal para la Pastoral de la Juventud. No obstante, el sacerdote continuará vinculado a la Vicaría como asesor pastoral.
El matrimonio compuesto por Milton Gioia y Fanny Salazar reciben este nombramiento con mucha alegría. «Desde que tomamos la decisión de casarnos y formar una familia lo hicimos con la convicción de que nuestra unión estaría cada día al servicio del reino de Dios desde el lugar que nos encontráramos, pero nunca pensamos ser convocados y ocupar tan importante encargo».
Asimismo, explican que esta tarea los conmueve y honra. «Nos sorprende, sobre todo el hecho que, el nombramiento involucra una solicitud familiar, pues por lo que entendemos, somos el primer matrimonio de nuestra diócesis que asumirá como delegados episcopales».
Por otra parte, y desde una perspectiva profesional, esta experiencia implica la oportunidad de entregar lo mejor de ellos. «Vemos que se abren nuevas puertas, nuevos desafíos y muchos aprendizajes. Estamos convencidos de que Dios nos ha permitido aportar nuestros talentos y virtudes en este gran proyecto para nuestra Iglesia, especialmente para los jóvenes de nuestra Arquidiócesis».
Respecto de los desafíos que deberán sortear en esta nueva etapa comentan que uno de ellos se vincula con la noción de acompañamiento. «Queremos compartir con los jóvenes la alegría de saberse amados por Jesús, especialmente con aquellos que aún no conocen su evangelio. También es un desafío actual, pensar y trabajar en los cambios sociales y culturales que se han dado las últimas décadas, más aún todo lo que ha traído de por sí la crisis Eclesial, social y la Pandemia en la que nos encontramos insertos. Por último, encontramos que lo más importante de nuestra tarea es recuperar las confianzas, acercarnos a aquellos jóvenes que nos hemos alejado o postergado y compartir nuevas amistades con quienes aún no conocemos«.
Sobre su labor en la Vicaría Pastoral de Juventud (VPJ) Milton y Fanny señalan que su principal función es la conducción de la VPJ, «sirviendo en la evangelización de los jóvenes de nuestra Iglesia local. De esta conducción se desprenden las siguientes funciones: animar el consejo pastoral de la VPJ, acompañando a los asesores, jóvenes y todos quienes participen en el quehacer de la pastoral de juventud arquidiocesana, coordinando y articulando el trabajo pastoral con los lineamientos de la Arquidiócesis«.
Al referirse al distanciamiento que existe por parte de los jóvenes hacia la Iglesia, el matrimonio puntualiza que para disminuir esta notoria brecha, debe existir un cambio de foco. «Quizás, el «distanciamiento» no parte de los jóvenes hacia la Iglesia, sino más bien nuestra Iglesia no ha sabido escuchar, interactuar e interpretar del modo adecuado a esta juventud«.
Tras lo anterior, agregaron: «Dios habla a través y por medio de los jóvenes, creemos que muchas veces a los jóvenes se les ha etiquetado o caricaturizado, pero no se les ha comprendido y valorado del todo, ellos tienen mucho que aportar para renovar y refrescar nuestra Iglesia«.
En ese marco, abordaron las actividades o iniciativas que desarrollarán: «Podemos mencionar una muy especial y que nació en un Congreso organizado por los jóvenes de parroquias, donde interpelaron a nuestro Obispo y él los atendió comprometiéndose en otorgarles un lugar físico y propio, con identidad juvenil, para que todos estos jóvenes puedan desarrollar su fe al modo y estilo de los jóvenes. Parte de nuestro trabajo será colaborar en la ejecución de esa importante compromiso«.
«Otras iniciativas van de la mano con trabajar más en conjunto con las distintas realidades pastorales, no debemos cerrarnos a un sólo grupo etario, sino enriquecernos de la hermosa diversidad que tenemos en nuestra Iglesia. Creemos que la escucha atenta y el diálogo fraterno serán las mejores formas de ir desarrollando estrategias fructíferas, pero que siempre en su origen deben estar presente los jóvenes. Nosotros no estamos para pensar ni decidir por ellos, sino para acompañarlos en este camino de fe«, cerraron.