Los peregrinos de Chile que participarán en la Jornada Mundial de la Juventud, entre los que se encontraba la delegación de la Arquidiócesis de Concepción, se reunieron la mañana de este martes 1 de agosto en la Parroquia de Nossa Senhora dos Navegantes en Lisboa, para celebrar la Eucaristía.
La Misa, que comenzó a las 11:00 (hora de Portugal), fue presidida por el Obispo de Talca, Monseñor Galo Fernández, quien en su homilía destacó la importancia de encontrarse como chilenos en medio de esta jornada que convoca a jóvenes de todos los países del mundo.
“Somos peregrinos ahora y en toda la vida, la experiencia que estamos viviendo nos recuerda algo esencial de nuestro ser, el corazón humano está hecho para buscar más, para salir al encuentro de otro, el corazón humano lleva un ansia, un deseo de descubrir nuevos espacios, nuevas culturas, nuevas identidades. Somos peregrinos. Es verdad que nuestra identidad, nuestro terruño nos hace estar bien, pero al poco rato nos vuelve el ansia de salir, salir al encuentro de otros”, afirmó.
En ese contexto, recalcó que “la experiencia que estamos viviendo nos ayuda a tener presente esto que es de la condición humana y todavía más fuerte, de la condición de los discípulos de Jesús”.
Monseñor Fernández señaló que el peregrino tiene el ansia de conocer algo nuevo, pero se pierde también, y preguntó a los jóvenes si se han perdido alguna vez en estos días. “Pero ciertamente la experiencia de ser peregrino, buscando algo distinto, teniendo una meta en el corazón, pero sabiendo que estamos desorientados, que nos faltan pistas para caminar, nos habla de algo más profundo que la georeferenciación física, nos habla de ese anhelo del corazón humano, de encontrar el camino que nos lleva a la plenitud. Y por estamos acá”, enfatizó.
En ese sentido, expresó que “no vinimos sólo porque teníamos ganas de turistear, no vinimos sólo porque queríamos recorrer espacios diversos. Vinimos porque el Santo Padre nos convocó. Y nos convocó para celebrar nuestra fe, para escuchar la Palabra, para dejarnos guiar interiormente”.
Haciendo alusión a la primera lectura, tomada del Libro del Éxodo, reflexionó en torno a la figura de Moisés, quien acompaña el peregrinar del pueblo de Israel y “nos recuerda que nosotros somos parte de ese pueblo, la Iglesia, y que caminamos juntos buscando dejarnos guiar por el buen guía”.
En ese contexto, dijo que “necesitamos esa ayuda interior que nos permita caminar hacia el horizonte de nuestra plenitud. El mundo en que vivimos es un espacio de búsqueda y de encuentro, en donde todos, incluso los que no comparten nuestra fe, viven esta sed interior de encontrar aquello que nos permita vivir con dignidad, con libertad, con alegría. Y juntos transitamos en el camino, pero si hemos tenido el regalo de conocer a Jesucristo y el Evangelio, tenemos el regalo de poder ofrecer a este mundo una palabra que orienta hacia la fraternidad y la paz, hacia el servicio y el amor, que nos ayuda a reconocernos a todos (…) verdaderamente como hermanos, hijos de un mismo Dios”.
“Y por eso es parte de este encuentro que no venimos a competir, sino a compartir. No venimos a decirle a nadie que lo nuestro es lo mejor, sino a descubrir la belleza que hay en los dones y carismas de cada pueblo y juntos tratando de contribuir a construir un mundo más hermoso, humano, justo y fraterno”, destacó.
Finalmente, llamó a los jóvenes a estar “conscientes de que vivimos un camino donde hay luz y oscuridad, donde hay palabras que orientan y también hay palabras que despistan. Vivamos esta Eucaristía y este encuentro, queriendo hacer crecer la buena semilla que el Señor ha puesto en nuestros corazones”.
Es necesario mencionar que para las 19:00 horas de Lisboa está programada la Misa de inicio de la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebra entre el 1 y el 6 de agosto.