El Señor en medio nuestro

En medio de estas semanas tan complejas que estamos viviendo como país, con el lamentable avance del Coronavirus, con todas sus consecuencias, que sigue afectando a tantas personas y familias; este domingo recién pasado conmemoramos la Solemnidad del Corpus Christi, el Cuerpo y la Sangre de Jesús, sacramento de nuestra de fe, de comunión y misión, que el Señor instituyó el jueves santo, para perpetuar su presencia en medio nuestro, como pan de Vida.

Ciertamente nos tocó vivir este día de una manera muy distinta, desde nuestras casas, sin la posibilidad de encontramos en nuestras comunidades, sólo a través de redes sociales, ya que es tiempo de cuidarnos y responsablemente cumplir con las medidas sanitarias que han sido establecidas, para hacer frente a esta enfermedad.

Conmemorar el Cuerpo y la Sangre de Jesús tiene tantos aspectos para iluminar el momento presente, ya que como dice San Pablo en la Primera carta a los Corintios, por una parte, la Eucaristía es misterio de comunión con el Señor, pero también es misterio de comunión entre nosotros. “La copa de bendición, que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? y el pan que partimos, ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo? Ya que hay un solo pan, todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque participamos de ese único pan.”[1]

Desde esta comunión con el Señor, se abre un misterio de comunión mayor entre nosotros y también con todo lo creado, ya que, desde Él, formamos un solo cuerpo y como bien sabemos, si alguna parte de nuestro cuerpo sufre, sufre todo el cuerpo. Esa mirada de fe nos compromete aún más con lo que estamos viviendo y sobre todo con el dolor, y sufrimiento que viven tantos hermanos y hermanas nuestras, que padecen las consecuencias de este tiempo.

La institución de la Eucaristía, Jesús la realiza en el contexto de la última Cena, donde también está unido el mandamiento del amor, con el signo del lavado de pies de sus discípulos, dejando grabado a fuego en el corazón de los suyos, el modo ser y de vivir de Él, “que no ha venido a ser servido, sino a servir.”[2]

Este momento de nuestra historia, nos reclama un tiempo de mayor entrega y servicio a los demás, especialmente con aquellos que sufren las consecuencias de esta Pandemia. Pero por otro lado es también un tiempo para ir consolidando y trabajando para hacernos cargo de una vez, de tantas inequidades, desigualdades e injusticias que viven tantas personas y familias de nuestro país.

Como discípulos de Jesús, tenemos una mayor responsabilidad, ya que, si nos alimentamos de Él, estamos llamados a vivir de Él y como Él. Desde esa comunión emana nuestra vocación y misión, que se manifiesta, tanto en las grandes decisiones y opciones de nuestra vida, así como también en las cosas simples y cotidianas de todos los días.

Desde esa unión con el Señor en la eucaristía, nos compromete aún más en este contexto, a mirar como mira Él y a obrar como Él lo haría, acompañando y sosteniendo la vida de tantos, y tantas que lo necesitan, en lo espiritual y material.

P.Víctor Javier Álvarez Tapia
Vicario para la Pastoral de Juventud

 

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[1] 1Cor 10, 16-17

[2] Mt 20,28

Publicado el: 15 Junio, 2020
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