¿Qué se quiere contar? ¿Qué debemos entender?

He leído muchas veces este texto de Lucas. De verdad que lo he leído con detención y esmero de ávido lector. Siempre me conmueve la escena de María dando a luz a su hijo en aquellas condiciones tan extremas, dar a luz en una pesebrera.

El texto de Lucas 2, 1- 15 lo relata. Yo quiero tomar solo los versículos del 6 al 14. ¿Por qué? Por que me parece ver en el relato un quiebre significativo que coloca al autor en un descubrimiento fundamental del texto (Al menos a mi me paso eso). Carezco de todas las herramientas exhaustivas de los eruditos bíblicos, pero me considero un asiduo lector bíblico.

Del verso 6 al 7 el relato nos cuenta, bastante ‘rápidamente’ el nacimiento de Jesús

“Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue”.

Da toda la sensación que el evangelista lo hace con rapidez, en “tres palabras” diríamos, que la intención es contar ‘otra cosa’, que está en relación con este hecho, pero es más importante (llego el tiempo, dio a luz, lo envolvió, lo acostó en un pesebre, y explica el ‘por qué ‘nació allí el niño), y ahí se producen en el relato un corte.  Se pasa a contar otra cosa, totalmente diferente, con mayor detalle: (versículos 8 al 14)

 “En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche.  de pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Ángel les dijo: «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo:  Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre».  y junto con el Ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él»!

Quizá es solo idea mía, pero en este segundo bloque, el texto tomo “otro color”. Se centra en Los Pastores. La invitación entonces es, detengámonos en los pastores. (Alguien diría: ¿En los pastores?, ¿y el niño Jesús?) Si, en los pastores. ¿Nos preguntamos alguna vez que tipo de hombres son? En su ambiente, los pastores eran personas muy pobres, casi indigentes, despreciados, pocos valorados; no eran muy confiables, y en los tribunales no se los admitía como testigos por su condición. Pero ¿quiénes eran en realidad? ¡Por lo que presenta el texto deberíamos concluir que Eran almas sencillas, Eran personas vigilantes!! Estaban dispuestos a oír siempre, oído agudo, por su trabajo.  Su vida no estaba cerrada en sí misma; tenían un corazón abierto.

¿De verdad Lucas quería contar el nacimiento de Jesús, el hijo de María y como lo envolvió, y el pesebre?, ¿O más bien quería contar que Dios, en Jesús que nace, vino revelarse preferencialmente a los más pobres? (en la figura de estos pastores) que son los que reciben la noticia de su llegada al mundo, los elegidos para ir a contemplarlo, que son los primeros que lo saben y que lo ven…

¿No será que Navidad es entender eso? La alegría de saber que Dios se hace ‘uno más entre nosotros’ con la confianza que los mas pobres y sencillos, los más necesitados y excluidos son sus predilectos, y ellos lo comunicaran con sencillez y en su lenguaje…

¿Por qué nació donde nació, y se manifestó a quien se manifestó? ¿Por qué no nació en Jerusalén, o se manifestó a los religiosos de la época, y si se manifestó a los más pobres?

Siempre me ha intrigado en verdad que quería contarnos Lucas en este segundo capítulo. Muchas veces he visto “pesebres vivos” para esta fecha, y los niños o jóvenes que con alegría lo realizan, y esta muy bien, pero siempre he pensado que quizá no entendimos mucho el mensaje de este relato… y nos olvidamos del mensaje central al cual nos acostumbra Jesús en los evangelios, por ejemplo: Él se revela como Resucitado a la Magdalena, con su historia, primera misionera del Resucitado (Juan 20,18);  es La Samaritana, la misionera de sus hermanos que vio al Mesías Juan (4, 28 -30) en Mateo (25, 44 -45) se pone en la piel de los mas pobres y olvidados de la sociedad, para decir ‘ese soy yo’

Es importantes desprendernos de esa visión casi infantil de abordar estos relatos de manera solo periférica sensible y darle una forma humana y real.

Para que en nuestros “pesebres vivos” estén presente, y muy presentes, los protagonistas que Dios quiere que estén.  Nos encontramos a días de esta nueva Navidad ¿Qué nos quieren contar, que queremos entender?

 

Pbro. José Luis Roldán Solís
Vicario Episcopal de Arauco

Publicado el: 15 diciembre, 2020